“La patria a cuadros”: la historia argentina revisada desde el arte
La escritora María Moreno y el pintor Daniel Santoro charlan sobre arte en este documental.
Cuatro capítulos de la historia argentina devienen cuatro capítulos de un programa de televisión ameno, gracioso y hasta un poco delirante, porque los protagonistas son dos amigos que se reúnen a charlar: la escritora María Moreno y el pintor Daniel Santoro. El programa, La patria a cuadros, se emite los sábados a las 22.30 por la TV Pública. Cada capítulo trata sobre una obra clave de la historia del arte nacional: La vuelta del malón, de Angel Della Valle (fue la primera emisión, el sábado pasado); Sin pan y sin trabajo, de Ernesto de la Cárcova; El despertar de la criada, de Eduardo Sívori; y Un episodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires, de Juan Manuel Blanes. Son pinturas del siglo XIX, que reflejan problemáticas que siguen sin resolverse: la pobreza, el trabajo precario o la falta de trabajo, la prostitución, el tabú, el poder (de las institu- ciones), el racismo, los ocupas, las guerras internas, la violencia. ¿La civilización? ¿La barbarie? Sí, pero hay más. Lo explica Moreno: “Ahí está la Patria”, dice, “si se quiere, en negro. Sus fantasmas primarios: la barbarie, la revuelta obrera a través del inmigrante pobre como amenaza de anarquismo o marginalidad; la sexualidad de las mujeres pobres que podría “contaminar” una genealogía legítima; la epidemia como fruto de la vida en los conventillos, es decir, como amenaza para determinados sectores.” Y es más lo que estas obras ponen en evidencia: no pretendían seguir las corrientes y temas “de moda” en Europa sino hablar de temas sociales, o de conflictos sobre las identidades. Además, dan idea del comienzo de un campo intelectual, social y una Nación cada vez mas instituida. Al ser parte del patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes surgen las preguntas: ¿Por qué se eligieron estas obras? ¿Qué representan? Por ejemplo, la del primer programa, La vuelta del Obligado, una escena de guerra de fronteras con las poblaciones indígenas de la Pampa, saqueo de pueblos, robo de ganado... Sin embargo, como dicen Moreno y Santoro, aparecen en la pintura maletas en los caballos, dos cabezas decapitadas, inciensarios usados como boleadoras... Los indios parecieran ser demonios, en ella.
“Cuando miramos las obras vimos cosas que la Academia no tuvo en cuenta”, comenta Santoro, “como el muslo de la empleada de Sívori que es de ¡35 centímetros! Ridículamente grande. Produce una tensión gigantesca. ¿Por qué? ¡Porque está ocultando el sexo, la vagina! Para el gusto de la época hubiera sido intolerable mostrarla”, remata el pintor.