Pautasso, el amigo del Tata que estará al mando
De no ser por la tozudez de Jorge Griffa, el artífice silencioso de una de las mejores camadas de jugadores de la historia del fútbol argentino, Jorge Pautasso y Gerardo Martino jamás se hubiesen conocido. “Confíe en mí, señora, lo vamos a cuidar como a un hijo más, es lo mejor para su futuro”, insistió el descubridor de talento con su mejor cara de póker. Su interlocutora, una mujer de convicciones, difícil de doblegar, accedió por cansancio al pedido. Esa misma noche, Jorgito armó su valija. Con 17 años, se despidió de su familia y de su Rafaela natal. Rosario, la ciudad del fútbol, y Newell’s, lo estaban esperando. Aquella larga charla entre Griffa y una madre poco convencida de separase de su único hijo marcó el inicio de la carrera de Jorge Pautasso, el copiloto que hoy, ante Jamaica, estará por 90 minutos a cargo del avión. Al comandante de la aeronave, el hermano que nunca tuvo, lo conoció a los pocos días de pisar por primera vez el Parque Independencia. “La amistad fue inmediata”, aseguran quienes integraron aquel recordado plantel de Newell’s de fines de los 80.
En 1981, Martino, un volante habilidoso, y Pautasso, un defensor férreo, viajaron a Ecuador para participar del Sudamericano Sub 20. Tenían 19 años. Fue el primer paseo de una travesía que aún los encuentra juntos. En 1998, el Tata emprendió su carrera como técnico. “Voy a agarrar Brown de Arrefices, te venís conmigo”, le dijo a su amigo, quien por ese entonces dirigía en las inferiores de Newell’s.
En silencio, el flamante cuerpo técnico escaló terreno. Primero, Platense. Después, Instituto. Luego llegó el turno cruzar la frontera: Libertad y Cerro Porteño. Más tar- de apareció Colón, la Selección de Paraguay (Mundial 2010 incluido) y Newell’s, el primer amor, un exitoso y refundador proyecto que dio paso a lo impensado: Barcelona y la Selección Argentina. “Yo siempre digo que él es mi jefe, los dos opinamos pero el que toma la decisión es él”, aclara siempre Pautasso.
El ayudante de campo de la Selección admira a Marcelo Bielsa, con quien comparte una de las anécdotas más risueñas en el mundo del fútbol. “Salimos campeón y la costumbre de aquellos años era la de visitar al presidente en la Quinta de Olivos. En la espera por pasar al despacho presidencial, Bielsa me invita a caminar por los jardines del lugar. Tras un largo discurso, me dijo que no me iba a tener más en cuenta. Le agradecí por la honestidad. Pero me limpió en la Quinta de Olivos, increíble”. Pautasso cree que aquellas locuras eran contagiosas. ¿Dirección?, preguntó el oficial para cumplimentar el trámite del DNI. “Ponga Estadio Newell’s Old Boys. Parque Independencia”, respondió el futbolista del otro lado del mostrador. Ese documento es su mayor reliquia.