Clarín

El increíble mundo de un llanero solitario en Brasil

- SANTIAGO, CHILE. ENVIADO ESPECIAL Horacio Pagani hpagani@clarin.com

Ala novela de Neymar, sancionado ahora, habría que llamarla el increíble mundo de un llanero solitario en Brasil, nada menos. Brasil, el quíntuple campeón del mundo, el orgullo sudamerica­no para exportar una manera de jugar diferente a la europea, más triunfador­a que nadie, parece haber entrado en un declive imparable que va -incluso- más allá de los resultados. Porque si es cierto que la derrota ante Colombia en esta Copa América es apenas un dato, también quedó escrito el triunfo salvador contra Perú en tiempo de descuento. Pero la historia viene de antes. Y la cruz quedó clavada con el humillante 7 a 1 de Alemania en el Mundial del año pasado. ¡En Brasil! Fue esa la consecuenc­ia de una inestabili­dad que pronostica­ba nubarrones aunque nunca tan negros como los vividos. Se fue Felipao Scolari con su amor propio herido y volvió a aparecer Dunga en la dirección técnica. Nunca representó en sus tiempos de jugador al estilo típicament­e brasileño. Pero fue un volante de rigor que supo respaldar a los exquisitos que lo rodeaban. Como entrenador siguió por la misma ruta tratando de disimular la disminució­n de grandes valores en las plantillas. Pero ganó aquella Copa América de 2007 en la final contra Argentina. Y también un campeonato gaúcho con el Inter. Lo llamaron después del Mundial para ende- rezar el camino. Y enhebró una racha de 11 victorias en amistosos (incluso contra Argenina). Pero se percibía la debilidad de la propuesta. En una charla con Antonio Careca, compañero de Maradona en los años triunfales del Napoli y delantero clave en el Mundial de 1990 cuando el gol de Caniggia desvirtuó una superiorid­ad manifesta de Brasil, decía el protagonis­ta que parecía increíble que Brasil se hubiera quedado sin un delantero central de categoría y sin un líder real dentro de la cancha. Tardelli, el 9 titular, juega en China y ésa es una señal. Robinho está en el banco y debe estar muy lejos de su antiguo nivel para no sumar minutos. Firmino (otro que entra) juega en el Hoffenheim de Alemania y no es un delantero natural. Neymar era la excepción. El dueño de todo. Por habilidad y por talento. Pero apenas tiene 23 años. Y “buscado”, y apretado como lo tuvo Colombia, es proclive a la reacción. Y así se llevó la expulsión y la despedida de la Copa. Mañana la cita será con Venezuela. Sin Neymar. Y no hay garantías del favoritism­o de Brasil. Parece mentira.

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