Central fue más y eliminó a River
Los goles los marcaron Marco Ruben y Aguirre. Los rosarinos jugarán en octavos de final contra Ferro o Los Andes.
Fue 2-0, con goles de Marcos Ruben (foto) y Aguirre. El equipo de Gallardo terminó con 9.
River ya no está en la Copa Argentina. Pagó con la eliminación los errores propios, incluso más allá de los méritos que hizo para acceder al empate y a los penales. En el Bicentenario de San Juan, el mismo escenario donde perdió la final de la Supercopa ante Huracán, el equipo de Gallardo cayó 2-0 ante Central, por los 16avos. Para los rosarinos, finalistas de la pasada edición, fue una alegría que convoca a ir por la revancha. Ahora, en octavos, enfrentará al ganador entre Ferro y Los Andes.
La Copa Argentina -sobre todo desde que otorga una plaza en la Libertadores- dejó de ser un competición de segundo orden. Lo demuestra un detalle que se repite: ya nadie se guarda nada en sus formaciones; ya nadie se arriesga a poner suplentes o mulettos. Ahora, todos quieren levantar el trofeo. Lo sabían Central y River. Y lo pusieron en práctica: jugaron con lo mejor que tenían a disposición.
Para River también era una prueba valiosa para saber cómo llega a este segundo semestre de grandes definiciones. En definitiva, una puesta en escena relevante a modo de evaluación.
Central afrontó el partido sin inhibiciones, como lo hace desde que Eduardo Coudet se hizo cargo del plantel y le puso su impronta de tipo audaz. Anoche, tuvo la osadía de sus nuevas dos joyas, Aguirre y Cervi. Y con ellos consiguió -por momentos- desequilibrar a este River de Gallardo, semifinalista de la Libertadores.
Hubo una jugada clave en el partido: a los 27 minutos, Mai- dana le cometió una infracción a Cervi adentro del área de Barovero. Amarilla para el defensor y penal para Central. Entonces, fue Marco Ruben y demostró que está en un momento impecable. Fuerte, arriba, a la derecha. Gol y 1-0.
El golpe del equipo rosarino resultó también otra cosa: una suerte de despertador para River. En desventaja, fue tras los pasos del empate. Y generó peligro para el arco de Caranta. Tuvo tres llegadas a fondo en el último cuarto de hora del primer tiempo: un cabezazo de Mora, un remate de Pity Martínez y un mano a mano de Boyé (ingresó por el lesionado Bertolo). En todas esas ocasiones pasó lo mismo: ganó el arquero.
Otra jugada se presentó en el partido como decisiva: a los 44, Maidana le cometió una fuerte in- fracción a Ruben. La consecuencia fue otra amarilla y expulsión para el zaguero.
Sin embargo, en el inicio del segundo tiempo, River disimuló la inferioridad numérica, se animó, arrinconó a Central y en los pies y la astucia de Martínez coqueteó con el empate. Al cabo de ese primer cuarto de hora quedaba una sensación: River merecía claramente el empate.
Pero pronto, a los 16, otro defensor de River cometió una torpeza ante el bravo centrodelantero de Central: Balanta le pegó un codazo a Ruben y Federico Beligoy -muy cerca y bien ubicado- hizo lo único que podía hacer, expulsarlo. River, con nueve. Muy cuesta arriba le quedaba el partido.
Central trató de no complicarse. Intentó cuidar la pelota y jugar en pocos metros para no ofrecer espacios. Pero no lo logró. Se metió atrás y no pudo ahuyentar el fantasma del gol ajeno, del empate y de los penales. River hizo la apuesta de los desesperados: buscó la heroica. Fue con lo que tenía y como podía. Pero no le alcanzó. Para colmo, un golazo de Aguirre de emboquillada -sobre la hora- sentenció el desenlace. A esa altura, River todavía estaba pagando los pecados que lo empujaron a la derrota. Y que invitan a replanteos, también.