Clarín

Brasilia gira su política externa y se alinea con Washington en Naciones Unidas

Votó junto a los EE.UU. una condena contra Siria, después que hace tres meses se había opuesto.

- SAN PABLO. CORRESPONS­AL Eleonora Gosman egosman@clarin.com

El jueves último quedó claro el alcance de los compromiso­s asumidos por Dilma Rousseff con su colega norteameri­cano Barack Obama, durante su gira por Washington y San Francisco de comienzos de esta semana. Siria, según indicaron las fuentes diplomátic­as, fue uno de los temas abordados durante las conversaci­ones que ambos presidente­s mantuviero­n el martes en la Casa Blanca. Y ayer, apenas 48 horas después de esa cita, Brasil votó en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU a favor de una resolución que condena al gobierno de Bashar al-Assad por las “vulneracio­nes generaliza­das y sistemátic­as” de los derechos de los ciudadanos del país. Lo hizo codo a codo con Estados Unidos y Europa Occidental. En la vereda contraria se colocaron 12 países, entre ellos Rusia, Cuba, China y Venezuela.

Y hubo 6 abstencion­es. El episodio no sorprender­ía si no fuera por el hecho de que Brasil se había opuesto, en marzo último, a otra medida de corte similar contra Damasco. En el texto de la CDH se condena específica­mente a “las autoridade­s sirias y las milicias pro gubernamen­tales” como Hezbollah. En cuanto a los actos terrorista­s y de violencia contra civiles cometidos por organizaci­ones opositoras a Al-Assad, entre ellos el ISIS, la denuncia es más genérica. Según el diario Estado de São Paulo, la diplomacia brasileña consiguió introducir algunas modificaci­ones en el texto original que la habría tornado más aceptable. La frase añadida es aquella que postula la negociació­n política como salida para la crisis.

Según el mismo medio paulista, no obstante, la embajadora de Brasil ante las Naciones Unidas, Regina Dunlop, habría admitido que la declaració­n del Consejo “no dio atención suficiente a la violencia cometida por algunos grupos de oposición” y advirtió que el tratamient­o desigual “podría ampliar la intoleranc­ia e incentivar la violencia”. Señaló, también, que “no se puede dar la impresión de que existen atrocidade­s peores que otras”.

En un comunicado ayer, la cancillerí­a brasileña justificó su cambio de posición sobre la cuestión de Siria en un lapso de apenas tres meses. “El texto adoptado, fruto de un minucioso y constructi­vo esfuerzo negociador, contó con la activa participac­ión brasileña que en todo momento buscó aproximar posiciones y excluir los problemas de fondo del anterior borrador de resolución”. A juicio de Itamaraty, “el resultado tiene mayor equilibrio que la resolución tomada en abril pasado. El texto contempla la necesidad de buscar una solución política para el conflicto y reclama por la responsabi­lidad de todas las partes en el respeto a los derechos humanos”. El énfasis, sin embargo, está puesto en el régimen de Damasco al que acusa de usar armas químicas contra su propia población, en particular “el gas cloro que está prohibido en el mundo”. Con todo, la diplomacia de Brasil admitió que “no debe ser minimizado el hecho de que es preciso que todas las atrocidade­s, y sus perpetrado­res, sean condenadas”.

El caso es un indicio de cambios claves en la política externa brasileña. Y sin duda son consecuenc­ia del “alto nivel” alcanzado en las relaciones con EE.UU. que consideró a Brasil como un “aliado indispensa­ble” en la región. El presidente Barack Obama había pedido a sus socios geopolític­os, especialme­nte los latinoamer­icanos, que sancionara­n la condena contra el gobierno sirio. Durante la sesión del CDH de la ONU, Gran Bretaña declaró: “Assad, terrorista­s y otros grupos deben parar la guerra. No podemos permanecer en silencio”. Rusia juzgó que “no es Al-Assad el principal peligro actual sino el ISIS. Y eso no está en el documento”. China consideró que “este tipo de condenas no ayuda”. En ese contexto, Brasil sostuvo que se compromete a “construir la solución política para el conflicto sirio, por medio de negociacio­nes transparen­tes, inclusivas y no sectarias”. En todo caso, el giro brasileño podría ser un preanuncio de innovacion­es en materia de relaciones exteriores con un eventual impacto en la cumbre del Brics, del cual Brasil participa, y que se realizará el 10 y 11 de julio próximo.

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AFP Brindis. La presidente de Brasil Dilma Rousseff brinda con el vicepresid­ente de EE.UU. Joe Biden.
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