Clarín

Dramático relato de una jueza presa en Caracas

- CARACAS. EFE Y CLARÍN

El dramático caso de la jueza María Lourdes Afiuni, que estuvo tres años detenida sin fundamento­s, cobró relieve nuevamente en Venezuela ya que la magistrada decidió contar las aberracion­es que sufrió en prisión.

Afiuni decidió romper el silencio tras el debate que generó su caso en el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Al comparecer esta semana ante el organismo internacio­nal, la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, había rechazado que Afiuni hubiera padecido abusos durante su detención. Al escuchar la negativa oficial, Afiuni decidió asistir ante un tribunal para denunciar lo que había padecido.

“En seis años me destruyero­n mi vida, la de mi hija y la de mi familia”, expresó la magistrada ante el juez Manuel Bognanno. Allí contó que fue violada en incontable­s ocasiones por los guardias cuando estuvo en el Instituto Nacional de Orientació­n Femenina (INOF). “Los médicos me tuvieron que vaciar el útero por un cáncer. Pero no contentos con eso me destruyero­n la vejiga, la vagina y el ano”, denunció.

Afiuni fue detenida en diciembre de 2009 por excarcelar a Eligio Cedeño, un empresario crítico con el gobierno chavista, que ya había cumplido en prisión preventiva y una resolución de la ONU exigía su libertad. En ese momento la magistrada fue acusada de mal desempeño por el entonces pre- sidente Hugo Chávez, que la llamó “bandida” y pidió para ella la máxima pena de prisión. En 2013 le otorgaron la libertad condiciona­l, pero le prohibiero­n salir del país. Hasta ahora su juicio no se ha celebrado en virtud de que no hay ninguna prueba firme en su contra. Su situación fue denunciada en reiteradas ocasiones por múltiples órganos de Naciones Unidas.

La magistrada relató que al ser detenida en la INOF la pusieron en una celda pegada a algunas presas que ella había enviado a la cárcel. “Me hicieron de todo. Hubo mujeres que me rociaron gasolina por la ventana. Hubo una española que debía dinero en el penal y le dijeron que si me apuñalaba le perdonaban la deuda, y ella entró en mi celda y me atacó”, relató.

“No hubo semana en la que no me amenazaran”, recordó ante el tribunal. Confesó que incluso sufrió trastornos del sueño porque en la cárcel procuraba no dormir de noche ante las constantes agresiones. “Pasé un año y dos meses sin dormir ni cinco horas corridas. Yo dormía dos horas en la mañana y dos horas en la tarde para poder estar despierta toda la noche, porque las cosas que una ve ahí no hay película ni libro que lo describa”, sostuvo Afiuni.

“En seis años me destruyero­n mi vida, la de mi hija y la de mi familia”, dijo la jueza

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AP Recuperada. Alfiuni está en libertad condiciona­l desde el 2013./

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