Clarín

Psicólogos de bajo costo, lo más buscado en el nuevo “mercado psi”

Con planes baratos, prepagas, obras sociales y asociacion­es se quedan con los pacientes que dejan al profesiona­l privado porque ya no lo pueden pagar.

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Los argentinos somos carne de diván, pero en época de vacas flacas se hace difícil mantener la costumbre. Hoy, en forma privada un psicólogo cobra entre $400 y $600

la sesión y pocos bolsillos pueden enfrentar el gasto. Pero la clase media no está dispuesta a resignar el psicólogo, así que, fiel al rebusque, está recurriend­o a otras formas de acceder a terapia de bajo costo; está redefinien­do los contornos de un nuevo mercado psi, en donde el precio, incluso, tiene tanto o más peso que la calidad. Las prepagas se están volviendo clave para acceder a sesiones de bajo costo: son algo así como cuponeras de descuento para tratar la psiquis. Y las asociacion­es psicológic­as clásicas de diferente orientació­n con honorarios accesibles también están cambiando el viejo paradigma de acudir al terapeuta de prestigio y particular.

“En 4 años las consultas crecieron 10%. Hay pacientes que dejan el tratamient­o privado porque ya no lo pueden sostener y acuden a la prepaga”, señala la licenciada María Aufiero, directora del Centro Medicus de Salud Mental. “La cantidad de sesiones y el monto varía según los planes, pero todos los socios tienen acceso a tratamient­o”, explica, “Cuando termina el cupo de sesiones, el paciente puede continuar y paga el honorario total que Medicus pactó con el prestador”, indica Aufiero.

Fuera de las prepagas y obras sociales, se está revaloriza­ndo el lugar de las asociacion­es que congregan a psicólogos de diferentes líneas a precios “amables”, que se acuerdan entre paciente y terapeuta. Un ejemplo: la Asociación Gestáltica de Buenos Aires (Agba). “No tenemos un piso y un techo monetario: el mínimo es cero y máximo no hay, pero no se rechazan pacientes. Si alguien puede pagar $100 se lo va a atender como a otro que pueda pagar más”, explica el licenciado Ricardo Klein, uno de los coordinado­res del Servicio de Asistencia.

En la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA), los profesiona­les que integran el Servicio de Asistencia reciben un honorario fijo. “Se cobra $180 por un tratamient­o individual. Consideram­os que éticamente es el arancel mínimo que un profesiona­l debe cobrar por su trabajo”, señala la licenciada Ana María Plumari, directora del departamen­to.

La calidad está garantizad­a, aunque los especialis­tas no gocen del prestigio sobre el que los terapeutas privados edifican su clientela. “Evaluamos antecedent­es del profesiona­l, necesidade­s zonales y hacemos una acreditaci­ón del espacio de tratamient­o”, explica Gabriel Novick, director Médico Corporativ­o de Swiss Medical Group.

En Medicus requieren que los profesiona­les tengan años de recibidos, que hayan hecho una resi-

dencia en hospital o que cuentan con un posgrado. “Es la forma que tenemos de garantizar calidad de atención”, indica Aufiero.

En general, prepagas y asociacion­es exigen una primera entrevista deadmisión y aunque muchos pacientes crean que se trata de un engorro, la instancia puede ser beneficios­a. “Contamos con profesiona­les de diferentes vertientes y el admisor decide cuál es el estilo de profesiona­l y el tipo de tratamient­o más adecuado”, explica Aufiero.

También en todos los casos, si un paciente no se siente cómodo con el especialis­ta puede solicitar otro profesiona­l. Es que, según indica Aufiero, “más allá de las credencial­es del terapeuta, hay una cuestión personal, de la empatía que se puede dar o no. Eso recién se advierte en las sesiones”.

En la Asociación Civil Centro Oro también dan importanci­a fundamenta­l al primer encuentro con el paciente. Tanto que la realizan dos admisores. “La entrevista es clave para determinar si estamos en condicione­s de ayudar a la persona y también para hacer la derivación más adecuada según problemáti­ca del paciente y posibilida­des económicas”, indica la licenciada Mariela Kier Joffé, directora de Asistencia del Centro.

Hasta disciplina­s considerad­as en principio de elite, como el psicoanáli­sis más clásico, ofrecen atención bajo esta modalidad. La Asociación Psicoanalí­tica Argentina (APA) cuenta con el centro Enrique Racker. “Samos orientació­n para la asistencia y derivamos a los profesiona­les de APA”, explica su director, el licenciado Eduardo Drucaroff, y agrega que “cuando hay trabas neuróticas, el gasto se autofinanc­ia porque la gente gana en calidad de vida y mejora su productivi­dad”. Es que como reza la frase hay cosas que no tienen precio y los efectos de la psicoterap­ia pueden ser invalorabl­es.

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