Clarín

Elecciones locales con impacto nacional

- Ricardo Kirschbaum rkirschbau­m@clarin.com

El intento de usar el rotundo rechazo griego al ajuste para disimular las derrotas fue el antídoto que usó el Gobierno

El razonamien­to que opone el kirchneris­mo a los resultados electorale­s adversos se basa en que las elecciones locales no son comparable­s con las nacionales. Una verdad de Perogrullo dicha luego de la cuarta derrota consecutiv­a en cuatro distritos importante­s del país. Estas derrotas al hilo tienen, además, otro condimento: en Santa Fe, Córdoba y Capital, el oficialism­o llegó tercero. Para citar un diálogo publicado ayer en Página/12 -conversaci­ón mano a mano, desde el mismo lado del mostrador y en el mismo nivel entre Zannini y Horacio Verbitsky- el Frente de la Victoria se convirtió en el “bien mostrenco” en el ballotage que habrá en la Capital.

Con ese tono que oscila entre la soberbia y la falsa superiorid­ad, Zannini calificó al PRO como un “partido vecinal”, es decir como una excrecenci­a conservado­ra porteña que ayer obtuvo casi el 46% de los votos.

Esa estrechez condujo, otra vez, al kirchneris­mo a quedar fuera de la discusión en la Ciudad, un objeto del deseo para el cristinism­o.

Rodríguez Larreta construyó su campaña exitosamen­te presentánd­ose como la continuida­d de Macri. El oficialism­o local le permitió triunfar con holgura en la primera vuelta. Sin embargo, tendrá que pensar cuidadosam­ente su estrategia en la segunda ronda: Martín Lousteau ratificó que la disputará el domingo 19. Esta confrontac­ión estará, más ahora, impregnada por la elección nacional. Esa es una fortaleza para Larreta porque tendrá a un Macri muy comprometi­do en que su candidato vuelva a derrotar a Losteau, pero también es paradójica­mente una debilidad. Esto es así porque la atracción de los sectores antimacris­tas se sumará al respaldo de las fuerzas que pusieron segundo al candidato de ECO. Habrá que ver, entonces, si ese desafío local sobrepasa al interés político de los partidos y sectores que sostienen a Macri.

Córdoba fue esquiva para la alianza UCR-Macri-Juez y le dio a Schiaretti el triunfo. De la Sota, así, cumplió su objetivo mientras que el kirchneris­mo salió cómodo tercero, aún cuando allí debutó por primera vez la fórmula Scioli-Zannini en un esfuerzo fallido por hacer subir a Acastello, el candidato de Cristina.

Desde la perspectiv­a local de Zannini, es comprensib­le que el esfuerzo kirchneris­ta sea bajarle el precio a las elecciones. El aparato de propaganda kirchneris­ta se volcó al triunfo de la izquierda griega rechazando el ajuste, como lo planteó Recalde en sus primeras palabras reconocien­do la derrota, como otra forma de zafar de los resultados.

Pobre recurso para ocultar un día difícil para la épica triunfalis­ta que no se salvó ni invocando al premier griego Tsipras.

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