Se inicia un período incierto y con tensiones internas en alza
El resultado del referéndum agitará las divisiones. El daño económico no será rectificado sin austeridad.
De modo que al final elegimos. Algunos eligieron entre una catástrofe y una catástrofe absoluta. Pero, al menos, parece que estamos llegando ahora a una conclusión. Más allá de lo que suceda desde este referéndum en adelante, la brutal concreción del fracaso nacional está ligada en lo sucesivo a la necesidad de salir de las ruinas mientras, al mismo tiempo, somos incapaces de predecir si todavía habrá un nuevo fracaso en el camino que se abre.
Con todo, ambos lados –los que votaron por el “sí” y aquellos que lo hicieron por el “no”– coinciden en que el momento que vivimos es histórico. También apuestan a sostener que el ciclo político del así llamado “Metapolitefsi” (el período posterior a la caída de la dictadura militar en 1974) ha llegado a un final. Pero nadie puede aún decir si el nuevo círculo que comenzará mañana (por hoy lunes) habrá de marcar el comienzo del fin de la amarga experiencia que vivimos hoy o simplemente será el fin de su comienzo.
El resultado del referéndum nacional y los desarrollos del día después determinarán finalmente si la caída continúa (rechazo al rescate, moneda dual, retorno al dracma) o si todo eso terminará de una vez y una nueva era con los bancos co- menzará a partir de mañana.
Algunos eventos esenciales ya han ocurrido, sin embargo: el daño a la economía nacional no será rectificado sin una extrema austeridad por un período inespecificado de tiempo. Lo que es más, restaurar el estado saludable del sistema bancario demandará un largo proceso que sólo ampliará las divisiones sociales ya presentes. Luego deben consignarse además las relaciones con los aliados europeos. Los daños surgidos a partir y durante esa batalla serán muy difíciles de enmendar también.
Fuentes gubernamentales anticipan que una junta del cuerpo de directores del Banco Central Europeo ((BCE) convocará a un encuentro del Eurogrupo con los ministros de Finanzas el martes (mañana) y a una cumbre de líderes el miércoles. El interrogante permanece pese a todo: qué hara Grecia. El primer ministro Alexis Tsipras no ha revelado sus intenciones y no parece dispuesto a enfrentar a los acreedores renunciando a priori a la idea de que las fuerzas europeas quieren imponer un gobierno o bien desplazarlo del poder.
Por el momento, algunas grietas ya han comenzado a surgir en la coalición oficial cuando los legisladores del ala derecha del Partido Nacionalista han manifestado distintas visiones sobre asuntos importantes.
Dentro de Syriza, las tensiones están creciendo también, ya que algunos de sus miembros se hallan en desacuerdo con una eventual ruptura con la Unión Europea. Los temperamentos son en extremo volátiles ahora, entremezclados con la angustia por el futuro personal y el futuro público de la coalición de gobierno.
Muchas cosas dependen del resultado del referéndum, El claro “no” reforzará los argumentos de aquellas fuerzas que creen en la necesidad de romper nuestro lazo con la cadena europea del euro. De todos modos, pese al resultado, los socios europeos –tácitamente, aunque además muy claramente– han continuado transmitiendo el mensaje de que no confían más en el gobierno de Syriza y que tal vez no aceptarían ni al premier Tsipras ni al ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, en posteriores discusiones con ellos.
Según información oficial, mañana (por hoy, lunes) los cajeros bancarios darán dinero hasta la noche. Después de eso, nadie sabe lo que pasará, excepto –tal vez– un solo hombre: el jefe del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi.
Ya surgieron grietas dentro de la coalición oficial contra el corte con la Unión Europea