El adiós a un héroe del aire: “el hombre pájaro” murió en una prueba
El colombiano Jhonatan Flórez, de 32 años, tenía cuatro récords Guiness. Cayó al vacío al fallar su paracaídas. Llevaba realizados más de 2.300 saltos.
Voló sobre el Corcovado, en Brasil; atravesó las líneas de Nazca, en Perú; dejó su marca en el desierto de La Guajira, donde estableció cuatro récords Guinness. Se trata de Jhonatan Flórez, quien se ganó el apodo de “el hombre pájaro”. Este campeón del salto falleció en un accidente mientras se entrenaba en las montañas en Suiza para el próximo Mundial de Paracaidismo, que tendrá lugar en unos meses.
El joven de 32 años, oriundo de Medellín, se encontraba en Engelberg, Suiza, perfilando su mejor salto desde una altura de 3.000 metros para competir oficialmente en Tianmea, China, en la misma montaña donde unos años atrás se consagró en lo más alto del podio.
El antioqueño viajó acompañado por dos colegas para ensayar el salto Base, una modalidad del paracaidismo que consiste en arrojarse desde un punto fijo, en lugar de hacerlo desde una aeronave.
Aparentemente, el paracaídas de Jhonathan sufrió un desperfecto y como este deporte extremo se realiza desde corta altura, no hay tiempo suficiente para un paracaídas de reserva. Sus compañeros de aventura lograron aterrizar sin inconvenientes y al notar su ausencia emprendieron su búsqueda.
La hermana del deportista, Karen Flórez apuntó que “Jonathan estaba saltando una montaña nueva, un glaciar, junto con dos compañeros. El fue el último en salir, tenía un traje nuevo que estaba probando para la competencia”. Sobre su muerte hay varias teorías “no sabemos con exactitud por qué sus cámaras de perdieron, según lo que cuentan sus compañeros fue a tomar una curva de la montaña y el traje no le dio la suficiente elevación y simplemente impactó”.
Tras el accidente, según un comunicado de Red Bull, los equipos de rescate acudieron de inmediato en socorro del deportista, encontraron el cuerpo de Jhonathan envuelto en su propio paracaídas.
Muchas veces se le cuestionó esa forma descabellada de jugarse la vida. “Loco el que no es capaz de hacer lo que le llena el alma”, respondía Jhonathan, antes de explicar que llevaba más de 2.300 saltos y nunca había sufrido fracturas, “por ahí un par de raspones por caer mal”. Y no se cansaba de repetir que “si se cumple con todos los protocolos, este es un deporte muy seguro”.
Su pasión por las alturas comenzó desde temprano. A los 13 años realizó su primer salto, en compañía de un instructor. “Ya como a los 20 o 21 comencé en serio”, comentó en una entrevista. Ante la falta de apoyo que esta actividad tiene en su país, se vio obligado a irse a los Estados Unidos, donde era instructor y realizaba actividades complementarias con disciplinas innovadoras como el XRW, Cross Relative Work, que mezcla el vuelo en paracaídas y el de trajes con alas.