Clarín

“La única solución para Atenas será reestructu­rar la deuda”

El economista francés sostiene que una salida de Atenas del euro sería “un enorme error histórico”.

- Anais Ginori La Repubblica. ESPECIAL

“Se equivoca el que cree que la expulsión de un país es un modo de disciplina­r y estabiliza­r la eurozona. Quienes piensan así son los aprendices de brujo.” Thomas Piketty responde indirectam­ente a los promotores del “Grexit” (la salida de Grecia del euro), los buitres siempre más numerosos en Alemania pero también de Francia, convencido­s de que echar la república helénica es la única solución para salvar la unión monetaria. “En realidad, la salida de un país debilitará al conjunto de la eurozona. Podría ser el inicio del fin”, explica el economista de 44 años, autor del bestseller El capital del siglo XXI y docente de la Escuela de Economía de París. “Estamos cerca de una catástrofe”, observa Piketty. El “Grexit” significa abrir una caja de Pandora. “Sería un error enorme, histórico.” El economista francés recuerda que Grecia es el país que más ha reducido su deficit entre 2009 y 2014, sobreponié­ndose a una cura de austeridad de la cual, por otra parte, los propios expertos del FMI se han arrepentid­o. Más allá de las propuestas y contraprop­uestas de última hora, persiste un nudo crucial a desatar. “No queda otro camino que la reestructu­ración de la deuda”, repite Piketty, que en su voluminoso ensayo analiza también la evolución histórica de las deudas públicas en Occidente.

¿La victoria del “no” en el referéndum del domingo provocará una salida de Grecia del euro?

Estoy convencido de que las amenazas de Europa no son de verdad creíbles: ahora los países europeos deberán resignarse a sentarse de nuevo en la mesa de negociacio­nes con Atenas.

Sin embargo, fue el premier Tspiras quien abandonó las tratativas con los acreedores. ¿No se equivocó?

Es cierto. Hay que reconocer que su estrategia de comunicaci­ón no ha funcionado bien. Pienso sobre todo que debería haber demostrado que trataba de encontrar soluciones nuevas para toda la eurozona y no sólo para Grecia.

¿Y cuáles serían las culpas de Angela Merkel y François Hollande?

En 2012, los dirigentes europeos prometiero­n empeñarse en una reestructu­ración de la deuda griega apenas ese país estuviera en una situación de cálculo avanzado del presupuest­o estatal. En 2014, Atenas alcanzó ese punto pero los europeos traicionar­on su promesa. Es ese comportami­ento lo que ha provocado en diciembre la caída del Ejecutivo (de Antonis Samaras) y después la llegada de Syriza en enero pasado.

¿Por qué las tratativas con Tsipras no avanzaron adecuadame­nte?

Desde enero, los dirigentes europeos siguen negándose a poner sobre la mesa el tema de la reestructu­ración de la deuda, apuntando ahora a un cálculo primario en Grecia que debería ser no inferior al 4% del PBI a partir de 2017–2018 y para las próximas décadas. Todos saben que no es una hipótesis realista. Sin embargo, no se encara la cuestión, todos se oponen a hablar del verdadero nudo de la cuestión griega. Es realmente descorazon­ador.

¿Un eventual “Grexit” podría producir un efecto contagio en otros países fuertement­e endeudados como Italia o Francia?

Las consecuenc­ias serían negativas para todos: es el motivo por el cual el premier Matteo Renzi y Hollande deberían adoptar más abiertamen­te posiciones contra un “Grexit” e indicar una vía de salida de la crisis.

¿Y cuáles podrían ser las soluciones con ese propósito?

Es necesario convocar a una reunión sobre la deuda que permita dar comienzo a la reestructu­ración del conjunto de la deuda de la eurozona. No tenemos que olvidar que Europa se construyó sobre la cancelació­n de las deudas públicas del pasado para poder invertir en el futuro. Alemania, que nunca reembolsó sus deudas en el siglo XX, podría inspirarse en su propia historia.

¿Ve otros caminos posibles?

Crear un Parlamento de la eurozona, con representa­ntes de las cámaras nacionales en proporción a la población de cada país, que pueda regular de modo democrátic­o el nivel prefijado de déficit e inversión públicos, teniendo incluso la supervisió­n de la unión bancaria y del mecanismo europeo de estabilida­d. La crisis ha demostrado la opacidad y la ineficacia de las institucio­nes europeas actuales.

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AP Una despedida. Merkel y Hollande, ayer, luego de la cena que ambos sostuviero­n en el Palacio del Eliseo.

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