Clarín

El editor de una revista montonera cuenta detalles del crimen de Aramburu

Hizo el reportaje en que Firmenich reveló cómo asesinaron a Aramburu y descubrió a quien en verdad lo remató.

- Marcelo Larraquy mlarraquy@clarin.com

Ricardo Grassi dirigió “El Descamisad­o” en los 70. En un libro revela también aspectos del asesinato del sindicalis­ta José Rucci.

Fue considerad­o un texto extraordin­ario en la historia de la violencia política; “tan extraordin­ario –en palabras de Beatriz Sarlo– que resulta poco menos que increíble”. Y todas sus circunstan­cias se cuentan ahora en El Descamisad­o, periodismo sin aliento. En rigor, nunca se supo con precisión quién había escrito Cómo murió Aramburu, la crónica en la que Mario Firmenich y Norma Arrostito relataron por primera vez el secuestro y crimen de mayo de 1970. Algunos se lo atribuyero­n a Rodolfo Walsh. Ahora se sabe: el reportaje fue realizado en agosto de 1974 en el fondo de una casa de Belgrano R –en dos encuentros de más de tres horas– en los que se abordaron los detalles, desde la inteligenc­ia previa al secuestro hasta que se le dispara y se coloca su cuerpo bajo tierra y cal en la estancia del pueblo de Timote. “Era la primera vez en la historia del periodismo que se contaba cómo alguien mata a otro. Ni siquiera la ETA en España lo había hecho. Fue un relato técnico. La fría narrativa de un crimen”, afirma hoy Ricardo Grassi, autor del reportaje, que menciona a Enrique “Jarito” Walker y Juan José “Yaya” Ascone, secuestrad­os y desapareci­dos, como participan­tes de los encuentros con Firmenich. Grassi completó el reportaje con Norma Arrostito. La entrevistó en un bar de la calle Lima, para verificar y ampliar el relato de Firmenich. El reportaje se publicó en “La Causa Peronista” –que sucedió a “El Descamisad­o”– el 3 de septiembre de 1974, tres días antes de que Montoneros decidiera pasar a la clandestin­idad. Casi cuarenta años después de los hechos, cuando decidió contar la historia de la revista “El Descami- sado”, Grassi advirtió que había elementos que no cerraban. Que Fernando Abal Medina y el general Aramburu estuviesen solos en el sótano y que el primero le disparara con dos armas distintas, le pareció inverosími­l. Tendría que haber habido otro en el acto final. Hizo averiguaci­ones internas hasta que encontró a “El Otro”, el hombre que permaneció oculto, borrado de la historia del crimen de Aramburu. Lo entrevistó para este libro, que publicó Penguin Random House. En marzo de 1973, Grassi había sido designado director de “El Descamisad­o”, como parte del proceso de fusión de “Montoneros” con la agrupación “Descamisad­os”, en la que militaba. “El Descamisad­o expresa una corriente política que era el “montoneris­mo”, que en ese momento era multitudin­aria y tenía como proyecto el socialismo nacional. Pero era una revista hecha con criterios periodísti­cos”, dice. Unos meses antes, Grassi había entrevista­do dos veces a Perón en Puerta de Hierro, Madrid. En una primera cita, Perón había apoyado el “socialismo nacional” y las “formacione­s especiales”. En la segunda, Perón relativizó el socialismo. “Socialismo es todo –le dijo a Grassi-. Nosotros estamos a favor de la democracia integrada, como el modelo italiano”. La publicació­n del segundo reportaje a Perón pasó desapercib­ida. La contradicc­ión estalló cuando regresó al país, el 20 de junio de 1973. “La sorpresa fue que el proyecto de Perón no tenía nada que ver con el de la izquierda peronista, y en particular con Montoneros. De pronto fue como si nos sacaran el piso y todo quedara en el aire. En definitiva, se trataba de ideologías y proyectos que después pasaron a ser distintos”, indica Grassi a Clarín. –¿Hubo espacio de negociació­n para el proyecto de Perón y el de Montoneros? -Perón hacía intentos de llegar a algún punto de encuentro pero desde la óptica de Perón, que no aceptaba discusione­s ni disidencia­s. El era el jefe. Si sos peronista, aceptás lo que dice Perón; si no, no sos peronista. Y creo que la conducción de Montoneros tenía un proyecto que si era con Perón, bien, y si era sin Perón, lo mismo. Lo que le importaba era el proyecto. Pero si Montoneros decía “basta con Perón”, ¿dónde se ponía políticame­nte, en qué lugar del peronismo?

La línea periodísti­ca previa -Perónn como conductor del proyecto de Montoneros-, ya no servía para “El Descamisad­o”. Firmenich, con un maletín blindado que le servía de escudo y en el que lleva- -

ba dos granadas, empezó visitar la revista para discutir los editoriale­s. La casa de la calle Jujuy, sede de la redacción, se había con-nvertido en un bunker. Grassi vivíaa armado, con dos periodista­s que le hacían de guardaespa­ldas en laa calle. Se movían con un Citroen 2CV y un Renault 4. El día en que mataron a Rucci, el 25 de septiembre de 1973, Firme-nich volvió a “El Descamisad­o”. La redacción era una caldera. Se sospechaba de la CIA, el ERP, de López Rega. “Fuimos nosotros”, le dijo Firmenich a Grassi. “Llamé a la redacción para que lo explicara a todos. Dijo que con esto se podía forzar algunas decisiones de Perón. La revista publicó que la muerte de Rucci era algo de adentro. Y adentro, se entendía, era Montoneros o Fuerzas Armadas Revolucion­arias (FAR)”, recuerda.

-¿Había una percepción interna ded lo que significab­a el crimenc de Rucci? ¿De la reacción que tendría Perón?P -LLa percepción fue inevitable­ta a partir de ataques sis sistemátic­os contra sedes de la JP, de la JTP, de las ag agrupacion­es (relacionad­a das con Montoneros). Es el qquiebre que marca este per período. Y después Perón se mu muere. No hay síntesis. Se mu muere tu papá y te quedaste sin sentarte con él a hacer las ccuentas finales. -¿PorPo qué deciden buscar a Firm Firmenich para que contara el crcrimen de Aramburu? -Para entonces ya habían cerrado “El Descamisad­o”, también “El Peronista”, que la sucedió, y estábamos publicando “La Causa Peronista”. “Jarito” Walker dijo: “Si nos cierran otra vez, por lo menos que sea con algo contundent­e”. Entonces lo propusimos y Firmenich aceptó. Después supe que dijo: “Cómo vamos a la clandestin­idad, recordemos quiénes somos y de qué somos capaces”. Y dio el reportaje. -¿Tuvo alguna sospecha de que otro grupo pudo haber secuestrad­o a Aramburu y luego habérselo entregado a Montoneros? -Yo no la tuve, y el reportaje es muy sólido y claro. Tengo una mentalidad poco conspirati­va, además. Hay muchas cosas que parecen increíbles pero fueron así de simples. -¿Qué le dijo “El Otro” sobre el crimen de Aramburu, que no le había dicho Firmenich en la casa de Belgrano R? -“El Otro” estuvo en el sótano. No recuerda que Aramburu estuviera amordazado, como dijo Firmenich. Sí recuerda que Aramburu dijo: “Proceda, nomás”. Entonces Fernando Abal Medina le disparó al pecho y lo tapó con una manta. Se sintió muy mal personalme­nte y luego fue hacia la pared, compungido. Después le dijo a “El Otro” que se quedara y subió. Al rato bajó Emilio Maza (montonero de Córdoba, muerto en combate el 8 de julio de 1970), tocó el cuerpo y dijo: “Esta persona todavía está viva”. Y lo remató con dos tiros. Esto era lo que no cerraba del relato original.

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DIEGO DIAZ Como autor. Grassi, anteayer, en Buenos Aires.
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Sin pelos en la lengua. Dos tapas de la revista “El Descamisad­o”.

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