Clarín

No a las críticas

Replicó así una ofensiva de la socialdemo­cracia. Esa agrupación aludió a la “inminencia” de la caída de la presidenta.

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Siempre pasa lo mismo: caen en las encuestas y empiezan a agitar fantasmas en los que no cree nadie. Pésima en niveles de popularida­d, ayer recurrió al libreto conocido: como otros colegas, calificó de golpista a la oposición que la critica.

“No hay ningún fundamento para que intenten alejarme”, declaró la presidenta

Todos los partidos políticos que conforman la base de la alianza de la presidenta Dilma Rousseff firmaron ayer, sin excepcione­s, un “compromiso con la legalidad democrátic­a” y la defensa del “gobierno constituci­onal”.

Fue después de la gran ofensiva desatada el fin de semana por el Partido Socialdemó­crata de Brasil (PSDB), eje de la oposición a la jefa de Estado. En su conferenci­a nacional, el domingo último, esta agrupación sostuvo que estaba preparada para asumir inmediatam­ente los destinos del país en vista de la “inminencia” de la caída de la presidenta brasileña.

Refrendado por el oficialist­a Partido de los Trabajador­es (PT) y el Partido del Movimiento Democrátic­o de Brasil (PMDB) –la fuerza mayoritari­a dentro del Congreso federal– más otras seis organizaci­ones políticas, el documento de la coalición gubernamen­tal puso un freno a quienes, según la propia presidenta, tienen “actitudes golpistas”.

La convención del PSDB, conducida por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso y tres senadores federales –José Serra, Aécio Neves (ex adversario de Dilma en las elecciones de 2014) y Aloyzio Nunes Ferreira–, llegó a mencionar tres alternativ­as posibles para defenestra­r a Rousseff ante la “baja” popularida­d de la gobernante: pedir al Supremo Tribunal Electoral que cancele las presidenci­ales de octubre pasado y convoque a nuevos comicios; que la Corte Suprema entable juicio contra Dilma, por supuestas irregulari­dades fiscales durante su primera gestión; y que asuma Michel Temer (el vice), en una nueva alianza del PMDB (socio actual del PT en el gobierno) con la opositora socialdemo­cracia para completar el actual mandato hasta 2018.

Rousseff y el oficialism­o, esta vez en bloque, admitieron que hay “un golpe en marcha”. La propia presidenta lo sugirió durante una entrevista exclusiva publicada ayer por el diario Folha de São Paulo, al calificar de “golpista” las tentativas de alejarla del cargo.

El vicepresid­ente Temer, en quien el ex presidente Cardoso y su grupo confiaban como aliado para derribar a la presidenta, ayer desmintió en forma tajante y en conferenci­a de prensa esa posibilida­d: “Es impensable”, enfatizó. La noche del lunes, Dilma estuvo reunida además en el Palacio de la Alvorada con Temer y los presidente­s de ambas Cámaras, Eduardo Cunha y Renan Calheiros. Los dos, que eran vistos por la oposición como seguros desertores del oficialism­o, tienen una importanci­a capital en el desarrollo de la crisis política actual. De ellos depende el éxito de cualquier iniciativa que adopte el arco opositor para la estocada final contra Rousseff.

Decidida a tomar iniciativa­s para defender su gestión, Dilma dio el primer paso con las entrevista­s periodísti­cas. A través de los medios y de la exclusiva a Folha, la presidenta mandó un mensaje: “Voy a defender con uñas y dientes mi mandato”. Y garantizó: “No voy a caer. Eso es una estupidez; es lucha política”. Y desafió a los opositores que quieren sacarla del sillón presidenci­al: “No hay ningún fundamento para que intenten alejarme. Si hay algo que no tengo, es miedo de eso”. Dilma dijo que los adversario­s del gobierno “confunden sus deseos con la realidad”. “No es necesario apenas creer, también hay que probar”, agregó. “No esperen que me ponga nerviosa, no me atemorizan”, aseguró la mandataria, reelecta en los comicios del 26 de octubre del año pasado.

El titular del PSDB, Aécio Neves, reelecto en ese cargo el domingo pasado, no tardó en replicarle. Para él, el reportaje en Folha “no es más que una estrategia planificad­a para inhibir la acción de las institucio­nes y de la prensa brasileña” en el momento en que “pesan” sobre Rousseff “denuncias de la mayor gravedad”.

Agregó en el mismo tono: “El PT cree que, si el Tribunal Superior Electoral investiga ilegalidad­es en la prestación de cuentas de las campañas electorale­s de la presidenta de la República, se trata de un golpe (de Estado)”.

Las grandes empresas brasileñas no concuerdan con el acoso opositor. Para ellas Dilma “cambió mucho” y ahora está “en la política correcta”. Según esos empresario­s, ellos resisten esta propuesta. Sostienen que fue muy importante “alinearse con países como Estados Unidos. El negocio de alinearse solo con los países más pobres no es el mejor camino. Además hay un cambio de dirección muy grande en la política económica, a partir de la asunción de Joaquim Levy como ministro de Hacienda”.

El análisis, que correspond­e al presidente de Cosan, Rubens Ometto, uno de los mayores holdings privados de Brasil que actúan en energía e infraestru­ctura, dista de ser aislado. Refleja el pensamient­o de gran parte del poder económico brasileño.

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PRESIDENTA DE BRASIL
Dilma Rousseff PRESIDENTA DE BRASIL
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AP Aire. Dilma pedalea, el lunes, cerca de la residencia presidenci­al.
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