Clarín

Un fallo que termina siendo confuso y ambiguo

- Presbítero Rubén Revello* *Director del Instituto de Bioética de la Facultad de Medicina de la Universida­d Católica Argentina.

El fallo de la Corte resulta de la aplicación de una ley contrahech­a, donde se pretende quedar bien con todos y termina siendo un laberinto de difícil salida, alambicado, confuso y ambiguo. Esto resulta grave cuando lo que está en juego es la vida misma de las personas.

Como Icaro descubrió, del laberinto se sale solo por las alturas y esto es lo que debemos discutir si queremos salir del laberinto en el que nos metieron. Definamos qué entendemos por persona. Si “persona”, como algunos proponen, es aquel que puede ejercer la razón, estemos atentos, porque el paraguas de los derechos hu- manos se achica y deja sin protección legal a muchísimos que hoy consideram­os pares... Aun nosotros podríamos quedar excluidos. Por otro lado: ¿quién decide si seguimos siendo personas o no? ¿Un juez, un médico, un sacerdote, una asamblea popular? ¿Quién concede el poder de la vida y de la muerte a otro hombre? No es la primera vez que la medicina o el derecho equivocan sus sentencias.

Entiendo los pesares de tener un familiar en estado terminal --pasé por esa situación--, pero no dejemos que la emoción opaque la objetivida­d que debemos conservar los seres humanos. Y si alguien no puede ejercer la razón, no sea éste un motivo para descartarl­o. Al contrario, cubramos su fragilidad con mayor garantía del derecho fundamenta­l que es el de la existencia.

Si, por el contrario, toda vida humana es digna por sí misma y, por lo tanto, es persona desde su concepción hasta su muerte natural (no intervenid­a ni provocada), todos estamos protegidos en nuestros derechos fundamenta­lísimos. Prefiero la manta más amplia que la más corta. Prefiero amparar de más y no desprotege­r.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina