“La Justicia cómplice del poder está asistiendo a su propio entierro”
Ayer se realizó una marcha para defender una de las instituciones más importantes por no decir la más importante que rige la seguridad jurídica de todos los argentinos. ¿ Por qué esperamos al 7 de junio y no salimos en defensa de nuestros derechos en el mismo instante en que se anunció el alejamiento como juez subrogante de la Cámara de Casación del Luis María Cabral? Un alejamiento inconstitucional a través del Consejo de la Magistratura, orquestado por la Presidenta para lograr un fallo a favor de la constitucionalidad del pacto con Irán. Así es como este Gobierno ejerce lo que llaman democracia, y lo que yo llamo dictadura. Este nuevo atropello por parte de un organismo como lo es el Consejo de la Magistratura, que aplicó la polémica ley de subrogancias para casos en los que tiene un interés personal el Estado Nacional, no es otra cosa que el fusilamiento de la Justicia argentina cuando no fallan como el propio Estado quiere.
¿Qué va a pasar con el Poder Judicial desde ahora hasta la finalización del mandato de la actual Presidenta? No hay mucho para pensar y sí mucho por qué luchar, si la independencia del Poder Judicial se arroja por la borda, entonces debemos olvidarnos de ejercitar nuestros derechos, porque el Poder Judicial será una fachada con nombres y apellidos que digitarán a quién se condena y a quién no, haciendo que la víctima de un delito se convierta en culpable y que el victimario se transforme en víctima. La Justicia argentina ya no está en manos de jueces probos, esta en manos de jueces y funcionarios adictos al Gobierno, magistrados que fallan a favor del Estado, a sabiendas que violan las leyes convirtiéndose en cómplices de la corrupción y por sobre todo en cómplices de la destrucción del país. Un nuevo golpe que hiere de muerte a todo aquel que acude a un estrado judicial en busca de justicia. Es claro que el intento por lograr impunidad ha provocado un ataque salvaje de quienes con su voto lograron el apartamiento de un juez subrogante legítimamente designado. Esta Justicia dependiente del Estado de turno, esta Justicia ciega, sorda, y muda, que mira hacia el lado interno de los intereses del Estado más corrupto en plena democracia, está asistiendo a su propio entierro.
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