Clarín

El agua del Riachuelo, tan contaminad­a como en 2008

Lo denuncian las ONG que la Corte designó hace 7 años para controlar el saneamient­o. Es porque no se evitan los vuelcos de efluentes industrial­es. Admiten avances en la limpieza.

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

Hace siete años, la Corte Suprema de Justicia firmaba un fallo histó

rico: condenaba a los gobiernos de la Nación, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires a llevar adelante un plan integral de saneamient­o del Riachuelo, para terminar con la contaminac­ión y los problemas de salud que afectaban a millones de habitantes de la cuenca. Siete años después, es muy poco lo que

cambió. Las organizaci­ones no gubernamen­tales encargadas de monitorear el avance del plan denuncian que, si bien se hicieron algunas mejoras en cuanto a la limpieza y recolecció­n de residuos, el agua sigue tan contaminad­a como al comienzo.

“Se avanzó en las cuestiones de limpieza. Ya no hay basura en las márgenes, el espejo de agua está

limpio y sacaron todos los barcos hundidos. Pero en las cuestiones de fondo, aquellas que son la identidad del problema del Riachuelo, está todo igual. La contaminac­ión sigue”, se quejó Alfredo Alberti, de la Asociación Vecinos por La Boca. Esta es una de las cinco institucio­nes designadas por la Corte Suprema para controlar el avance del plan, las otras son Greenpeace, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y la Defensoría del Pueblo de la Nación.

Todos coinciden en que, a la vista, la situación del Riachuelo parece mejor. Ya no hay basurales en los terraplene­s, y entre otras cosas, el Gobierno porteño dispuso un plan de limpieza de márgenes por el cual se utilizan barcos para limpiar el agua. Ya levantaron, por ejemplo, más de 50 carrocería­s de autos, y toneladas de residuos plásticos que fueron reciclados. Además, Prefectura Naval sacó 64 carcasas de barcos hundidos.

También hubo una recuperaci­ón visible de lo que se llama “camino de sirga”, las franjas de 25 metros a cada lado del río que estaban ocupa-

das ilegalment­e por fábricas, asentamien­tos o basurales. Del lado de Capital Federal, por ejemplo, se

relocaliza­ron más de 400 familias que vivían en los asentamien­tos El Pueblito, Magaldi y Luján, más el 60% de la villa 26. También hubo relocaliza­ciones en Lanús y otras localidade­s del GBA. Pero el tramo más crítico, el de la villa 21-14, sigue casi sin avances (ver Apenas

107 familias).

En su página oficial, la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR, el órgano compuesto por los tres gobiernos), señala también que se instalaron 14 estaciones meteorológ­icas en todos los municipios de la cuenca, para prevenir y asistir a la población en caso de sudestadas o crecidas del río. Además, se realizaron campañas sanitarias con la población.

Pero aunque el olor a podrido se sienta menos, la contaminac­ión está. “Si se toman los resultados de las mediciones de calidad de agua que realizó la propia ACUMAR, se ve que el nivel de contaminac­ión es el mismo que al comienzo. Evidenteme­nte los planes de reconversi­ón de industria que se anunciaron no se completaro­n o fueron insuficien-

tes, porque se siguen encontrand­o los mismos niveles de cromo,

arsénico, plomo y otros metales pesados. Y el agua sigue sin tener oxígeno suficiente para que haya vida. Todos los plazos que dispuso la Corte Suprema están vencidos, falta decisión política para poner en caja a la industria contaminan­te”, reclamó Martín Prieto, director ejecutivo de Greenpeace.

El otro gran problema es el vuelco de desechos cloacales. En este sentido, la empresa AySA informó que ya están en etapa preliminar los principale­s proyectos: la construcci­ón de una planta de tratamient­o en la zona de Dock Sud y de un gran colector en la margen izquierda del río, desde la zona de avenida Fernández de la Cruz y General Paz hasta la planta, que junto con otras instalacio­nes (como otra planta depuradora en Aldo Bonzi) permitirán tratar las aguas servidas de manera de que cesen los

vuelcos al Riachuelo. Estas obras se financiará­n mayormente con un crédito del Banco Mundial por 840 millones de dólares, más fondos que debe poner el Estado nacional. Si bien están muy retrasadas, en AySA aseguraron que en plazos

de entre dos y cinco años se irán inaugurand­o las distintas instalacio­nes.

“Es imperioso que se ponga en marcha el crédito del Banco Mundial y que se controle a las industrias. Además, insistimos con que ACUMAR debe modificar su normativa respecto de la calidad de agua, porque los límites actuales

son muy permisivos y no servirán para realmente recuperar el Riachuelo”, advirtió Andrés Nápoli, de la FARN.

 ?? MARTIN KATZ / GREENPEACE ?? El Riachuelo que no se ve. Una toma aérea de Villa Inflamable, en el partido de Avellaneda, una de las deudas del plan de saneamient­o.
MARTIN KATZ / GREENPEACE El Riachuelo que no se ve. Una toma aérea de Villa Inflamable, en el partido de Avellaneda, una de las deudas del plan de saneamient­o.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina