River empató y no pudo llegar a la punta
Estuvo tan cerca del triunfo como de la derrota. No pudo quebrar a Tigre que casi da el golpe al final. Gallardo puso un 4-2-3-1, y luego movió de lugares a Martínez y Driussi, pero sin resultado. Volvieron “Lucho” González y Saviola.
Fue 0-0 con Tigre en Victoria, en un partido pendiente. Lo pudo ganar y también perderlo al final. Así, quedó a dos puntos del líder San Lorenzo.
La dejó pasar River. Tenía la chance de subirse a la punta, esa que ostenta San Lorenzo desde la interrupción del campeonato, producto del receso por la Copa América. Su escasa contundencia le impidió ser puntero. Y aunque buscó más que Tigre, tan cierto es que pudo ganar el partido como también, perderlo. Porque tuvo el triunfo en los pies de Carlos Sánchez y Lucho González. Pero temió la derrota cuando, en el final, Martín Galmarini y Menoss pisaron el área y resolvieron mal
dos situaciones clarísimas. Marcelo Barovero y la falta de puntería lo salvaron.
Sin Ariel Rojas ni Teo Gutiérrez, que ya no volverán a vestir la banda roja, Marcelo Gallardo tiene que reinventar el equipo. Y anoche, en Victoria, probó con un sistema táctico hasta ahora inédito en su ciclo. Leonardo Ponzio y Sánchez se ubicaron en un doble cinco; delante de ellos se ubicaron Sebastián Driussi, Leonardo Pisculichi y Pity Martínez y Rodrigo Mora quedó
como única referencia de ataque.
Ese esquema (4-2-3-1), que fue muy flexible porque de mitad de cancha hacia adelante rotó posiciones permanentemente, necesita rodaje. Por eso a River le costó mucho encontrar profundidad en el primer tiempo. De hecho, solamente preocupó a Tigre con aquel remate de media distancia de Ponzio, cerca del final de la primera etapa, ante el que Javier García dio un rebote que no pudo capitalizar ninguno de sus compañeros.
Entonces, ya estaba en la cancha Lucho González, quien reemplazó a Pisculichi, lesionado. El ingreso del mediocampista que volvió a River después de una década en el exterior coincidió con una mejoría en el juego porque tuvo mayor participación que el enganche y le dio al juego una pausa que el equipo estaba necesitando.
Tigre apostó a cerrarle los caminos a River, a tratar de lastimarlo de contragolpe y a utilizar la banda izquierda de su ataque como la principal vía para generarle complicaciones a su ilustre rival. Por ese sector jugó de lateral Agusto Solari, que por su condición de volante tiene más aptitud para atacar que para defender.
Tuvo una sola situación Tigre en esos cuarenta y cinco minutos más vibrantes que bien jugados. Martín Galmarini sacó un lateral rápido, Leandro Garate quedó mano a mano con Barovero, pero remató al cuerpo del número uno que, bien ubicado, bloqueó su arco.
En el segundo tiempo, Gallardo hizo un enroque en las posiciones de Pity Martínez y Driussi, quien se corrió al costado izquierdo para jugar en un puesto que el Cholo Simeone denominaría “conector”. Y si bien a River le siguió costando encontrar sociedades, no cesó su búsqueda. Esa insistencia en ataque le permitió generar dos situaciones clarísimas. Primero, Solari mandó un centro que Sánchez resolvió mal en la puerta del área chica. Después, el propio Sánchez habilitó a Lucho González, que en casi en el mismo sector en el que un rato antes había fallado el uruguayo, remató demasiado alto.
Gallardo buscó revulsivos con las entradas de Saviola y Cavenaghi, pero River ya no volvió a tener profundidad. Y sobre el final, Tigre casi lo gana con una réplica en la que Galmarini exigió a Barovero y otra de Menossi. Después, lo perdió Sánchez, mano a mano, por definir apurado. Fue justo el empate, pero le dolió bastante más River.