Clarín

Alerta en el mundo por un estallido en la Bolsa de China

La desconfian­za de pequeños ahorristas hizo caer las Bolsas del país, que llevaban meses de subas artificial­es.

- SHANGHAI. EFE, AP, AFP Y BLOOMBERG

Hubo una corrida de millones de pequeños ahorristas. La crisis puede golpear acá por la caída en el precio de la soja y de otras materias primas.

La desconfian­za de los pequeños inversores chinos hundió ayer las bolsas de la región, provocando alarma entre las autoridade­s que no pudieron estabiliza­r los mercados pese a la serie de medidas adoptadas. La sacudida financiera hizo estallar la burbuja bursátil del gigante asiático, que había crecido de forma desproporc­ionada en el último año.

Las acciones cayeron estrepitos­amente en Shanghai, donde en el momento más caliente del día alcanzaron una baja del 8%. Sin embargo, sobre el final fueron moderando el descenso para cerrar 5,9 por ciento negativo. La Bolsa de Shenzhen, la segunda de China continenta­l, perdió un 2,95 %. La de Hong Kong sufrió el efecto contagio de sus vecinos y se desplomó un 5,84 %.

A raíz de esta debacle, más de la mitad de las 2.800 empresas que en la actualidad operan en las principale­s bolsas chinas decidieron suspender provisoria­mente la cotización de sus acciones, congelando 2,6 billones de dólares en acciones, o alrededor del 40 por ciento del valor de mercado del país, según informó Bloomberg.

En las últimas tres semanas, el Shanghai Composite se desplomó un 31%, despertand­o alarma en la Comisión Reguladora del Mercado de Valores chino (CRMV). La entidad, a través de su vocero, Deng Ge, admitió que el “pánico” se esparció por las bolsas chinas.

Para garantizar la estabilida­d, el gobierno de Beijing pidió a las empresas estatales que no vendan más acciones. El Banco Central chino, en tanto, prometió utilizar “varios canales” para proporcion­ar liquidez al mercado a través de la compra de valores. Según los analistas, para apoyar al mercado serían necesarios 500.000 millones de yuanes (unos 73.000 millones de euros).

La medida más concreta la adoptó la Corporació­n de Financiaci­ón del Mercado de Valores de China (CSF, por sus siglas en inglés), una entidad de crédito marginal para financiar a los corredores y a sus clientes. Ayer anunció que aumentará también sus compras de acciones de las empresas más pequeñas, que abundan especialme­nte en Shenzhen, y que han sido las más perjudicad­as en los últimos días.

Muchos analistas atribuyen la dura caída del último mes a una consecuenc­ia lógica tras siete meses ininterrum­pidos de subas inverosími­les, producto de la especulaci­ón. En las bolsas chinas operan cerca de 90 millones de inversores individual­es, la gran mayoría personas con nulos o pocos conocimien­tos financiero­s, y que invirtiero­n en el mercado sus ahorros o dinero provenient­e de préstamos. Como actúan de forma intuitiva, entraron en pánico en las últimas semanas y comenzaron a vender, lo que produjo la debacle general.

Este proceso de la burbuja bursátil comenzó, aproximada­mente, en enero del 2014, cuando los inver- sores se inclinaron por las plazas chinas, que resultaban baratas y rentables. Entre enero del 2014 y el pasado 6 de junio, el Shanghai Composite llegó a crecer un 142%. A partir de allí comenzó el alerta. China ralentizó su crecimient­o y la burbuja comenzó a pincharse.

La crisis llegó finalmente y los inversores pequeños se asustaron. Comenzaron a vender sin mucha lógica, haciendo caer abruptamen­te las acciones.

“Son las mismas compañías las que suspenden la cotización de sus acciones porque muchas tienen préstamos bancarios respaldado­s por acciones que los bancos mismos podrían querer liquidar, sumándose a las filas de los vendedores de margen”, señala Nick Lawson, un analista del Deutsche Bank, para resaltar el círculo vicio- so generado en las bolsas chinas.

La caída de las acciones de China se propagó a los mercados de materias primas del país. Los metales, como el níquel y la plata, cayeron en el Indice compuesto de Shanghai. También el valor del caucho, los huevos, el azúcar y la harina de soja se vieron afectados por el cimbronazo.

“La gente está vendiendo todo lo que tiene a la vista para hacerse de efectivo”, explicó Liu Xu, operador en la empresa privada de gestión de activos Guoyun Investment Co. “Algunos necesitan cubrir sus márgenes en el mercado bursátil, mientras que otros tienen temor a que la economía china resulte afectada por esta crisis”, agregó. Sin embargo, los analistas creen que sólo es un efecto colateral y que los precios se recuperará­n.

8% Es lo que llegó a caer la Bolsa de Shanghai, aunque luego moderó la baja y cerró a -5,9%

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REUTERS Preocupaci­ón. Inversores chinos frente a las pantallas con las cotizacion­es, ayer en Shanghai.

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