Una experiencia sin ningún valor pedagógico
Como ya ha sido dicho infinidad de veces, el nivel medio fue concebido y organizado con un propósito selectivo y hoy, sin demasiados cambios, estamos demandando su universalización. Las altas tasas de repitencia están asociadas a este hecho.
Si desagregamos las estadísticas por quintil de ingresos de los repitentes, nos encontramos con que quienes más repiten provienen de los quintiles más bajos.
Históricamente estos chicos no fueron a la escuela media, cuya propuesta cultural es muy ajena a la cultura de origen de estos sectores sociales.
Pero hay otros elementos que se deben considerar. La escuela media tiene una organización
perimida en relación a la cultura imperante. Está organizada en bloques de materias que se cursan todas juntas en un año y, si no se aprueban todas con excepción de dos, se repite todo aunque ya se haya aprobado.
Se supone que el alumno es
solo un recipiente de contenidos; si no los ha logrado retener en un año, deberá volver a someterse a la misma experiencia otro año hasta que pueda incorporarlos. Hay también un contenido
disciplinador en este modelo: se trata de castigar y poner en evidencia las diferencias de logros de los alumnos y legitimar así el fracaso de algunos por su desidia o falta de capacidad.
En otras palabras, se repite porque se es vago y no se estudia o porque se carece de la inteligencia que requiere el estudio, todas
responsabilidades individuales de los alumnos.
Hoy se discute mucho este régimen académico y en general hay consenso entre los especia-
listas acerca de que es necesario cambiarlo, en favor de un sistema basado en trayectorias persona
lizadas.
La idea sería que los alumnos avanzaran en la aprobación de las diferentes disciplinas sin tener que pasar por la experiencia de repetir, que no solo no tiene ningún valor pedagógico, sino que finalmente condiciona el abandono.