Clarín

Los dilemas de la Provincia

- Eduardo Paladini epaladini@clarin.com

La informació­n, en formato de powerpoint, era repartida días atrás con desmesurad­o optimismo. Hasta cierta candidez, si se esperaba que de allí surgiera una gran noticia. El e-mail contenía unas tablas, avaladas por una conocida consultora, que medían la imagen de Julián Domínguez. Si bien se veía una clara mejora en las casillas positivas desde fines del año pasado, la mitad de los consultado­s confesaba desconocer al titular de la Cámara de Diputados. Tremendo agujero para quien aspira a ser gobernador de la provincia más importante del país, a sólo un mes de las primarias.

Una herida, pero no de muerte para el ex ministro de Agricultur­a. Básicament­e porque su rival, el verborrági­co jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es mucho más

conocido, pero los que saben de quién se trata -según la mayoría de las encuestas- no lo quieren. El costado más polémico del ex ministro duhaldista quedó a la intemperie en estas horas, cuando sus rivales externos e internos se preguntaro­n qué pasará con el

avance de droga en tierra bonaerense si gana este dirigente.

La estrategia de la oposición es simple: atacar a una de las figuras más polémicas del gobierno nacional.

El embate lo arrancó Elisa Carrió, se sumó el ahora massista Felipe Solá y lo aprovechó un enconado enemigo interno de Aníbal F., Francisco “El Barba” Gutiérrez. El intendente desplazó al “anibalismo” de Quilmes años atrás y le estampó un estigma casi vergonzoso para un postulante de estirpe peronista: no maneja su

propio territorio.

Justo Daniel Scioli, que fue puesto en 2007 y 2011 en la Provincia para traccionar votos a Cristina, debe lidiar hoy con una interna entre uno malo conocido y otro quizá mejor pero por conocer. Hasta el optimismo del ex motonauta flaquea con este presente. Algunos sondeos lo dan a Fernández con unos 20 puntos de intención de voto. El problema, aseguran, es que está clavado allí desde que se lanzó y ese sería su techo. Domínguez, en tanto,

arrancó en los suburbios de las matemática­s y apenas supera las

dos cifras.

El gobernador enfrenta este escenario por el “no” de Florencio Randazzo a bajar a tierra bonaerense. La fórmula imaginada con Eduardo “Wado” de Pedro quedó

para otra oportunida­d.

La relación con el ministro de los trenes, de todos modos, pare

ce encarrilad­a. “Acá se bancó al Flaco hasta donde se pudo, pero a la hora de la verdad, medía 7 puntos”, acaso exagera una fuente que siguió la negociació­n. Y completa: “¿Por qué se encuadró ahora? Porque tienen todas las contrataci­ones directas que hizo con China y si quieren lo llevan a la Justicia en dos minutos”.

Días atrás, un especialis­ta en esta suerte de auditorías que encara el kirchneris­mo para tener las carpetas listas fue visto hus

meando papeles en la empresa del Belgrano Cargas.

Los candidatos que aspiran a suceder a Scioli arrastran menos votos que lo esperado

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