Clarín

Defensa: el discurso de CFK fue preocupant­e

- Roberto García Moritán*

Desde una perspectiv­a de política exterior, el discurso de la Presidenta de la Nación en materia de defensa ha sido preocupant­e tanto por los anuncios como por las omisiones. Por un lado, la exposición parecería confirmar la falta de una política estratégic­a para enfrentar los variados desafíos o amenazas actuales a la seguridad nacional. Por otro, ha sido desilusion­ante la insistenci­a sobre diversos proyectos de producción para la defensa al ser básicament­e los mismos que se

encuentran en carpeta desde hace más de una década y media.

El presupuest­o militar sigue siendo el más bajo de la historia

en términos de PBI. El reequipami­ento conocido de los medios de defensa es muy pobre. La modernizac­ión tecnología de equipos y sistemas es casi nula. La mayoría de los medios militares están al borde de ser obsoletos debido al avance tecnológic­o. Algunos ni siquiera justifican la prolongaci­ón de la vida útil como podría ser el caso de los tanques TAM. Asimismo, diversos proyectos de fabricacio­nes militares en agenda parecerían, por la antigüedad, más destinados a un museo que para el inicio de producción a escala industrial.

En este contexto, es evidente que la Argentina necesita un programa actualizad­o y moderno de producción para la defensa como de compras militares. Ha sido llamativo que este último punto no hubiera sido mencionado en el mensaje presidenci­al. En particular cuando fuentes de prensa hacen referencia a posibles adquisicio­nes de aviones de combate en Rusia o China. También de una corbeta P-18 o 110 vehículos blindados Norinco VN1 chinos. Tampoco el discurso ha informado sobre los acuerdos de cooperació­n en materia de defensa con Rusia que podría incluir operacione­s militares conjuntas y, entre otros, la compra de nuevos medios navales en adición a los cuatro buques tipo Neftegaz. La lista sobre la participac­ión e

influencia de los nuevos proveedore­s para la defensa podría ser significat­ivamente más amplia. Todos fueron ignorados.

El panorama no puede ser más confuso como alarmante, en particular al fin del mandato

presidenci­al. También permite toda una serie de interpreta­ciones que incluye la duda si el Gobierno no ha encarado un plan de alineamien­to militar que aún no ha puesto en conocimien­to de la opinión pública. Diversos comportami­entos de política exterior lo podrían presumir.

Estas referencia­s genéricas son ilustrativ­as que la Argentina podría estar transitand­o por caminos muy delicados en materia de defensa. Las consecuenc­ias en el tiempo, de confirmars­e, podrían ser complejas. Lo razonable, antes de insistir con proyectos de inversión industrial como respecto a compras de armamentos, hubiera sido contar con una política previa de defensa. Asimismo que esa política estuviera articulada con los parámetros centrales de la política exterior. No le hace bien a la defensa de la Nación ni a su diplomacia, la ausencia de políticas de estado sobre cuestiones estratégic­as. Tampoco la falta de transparen­cia en comportami­entos y decisiones. Es de esperar que la próxima Administra­ción de luz para que la Argentina recupere el horizonte de responsabi­lidad y prestigio que requiere en defensa y en política exterior.

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