Defensa: el discurso de CFK fue preocupante
Desde una perspectiva de política exterior, el discurso de la Presidenta de la Nación en materia de defensa ha sido preocupante tanto por los anuncios como por las omisiones. Por un lado, la exposición parecería confirmar la falta de una política estratégica para enfrentar los variados desafíos o amenazas actuales a la seguridad nacional. Por otro, ha sido desilusionante la insistencia sobre diversos proyectos de producción para la defensa al ser básicamente los mismos que se
encuentran en carpeta desde hace más de una década y media.
El presupuesto militar sigue siendo el más bajo de la historia
en términos de PBI. El reequipamiento conocido de los medios de defensa es muy pobre. La modernización tecnología de equipos y sistemas es casi nula. La mayoría de los medios militares están al borde de ser obsoletos debido al avance tecnológico. Algunos ni siquiera justifican la prolongación de la vida útil como podría ser el caso de los tanques TAM. Asimismo, diversos proyectos de fabricaciones militares en agenda parecerían, por la antigüedad, más destinados a un museo que para el inicio de producción a escala industrial.
En este contexto, es evidente que la Argentina necesita un programa actualizado y moderno de producción para la defensa como de compras militares. Ha sido llamativo que este último punto no hubiera sido mencionado en el mensaje presidencial. En particular cuando fuentes de prensa hacen referencia a posibles adquisiciones de aviones de combate en Rusia o China. También de una corbeta P-18 o 110 vehículos blindados Norinco VN1 chinos. Tampoco el discurso ha informado sobre los acuerdos de cooperación en materia de defensa con Rusia que podría incluir operaciones militares conjuntas y, entre otros, la compra de nuevos medios navales en adición a los cuatro buques tipo Neftegaz. La lista sobre la participación e
influencia de los nuevos proveedores para la defensa podría ser significativamente más amplia. Todos fueron ignorados.
El panorama no puede ser más confuso como alarmante, en particular al fin del mandato
presidencial. También permite toda una serie de interpretaciones que incluye la duda si el Gobierno no ha encarado un plan de alineamiento militar que aún no ha puesto en conocimiento de la opinión pública. Diversos comportamientos de política exterior lo podrían presumir.
Estas referencias genéricas son ilustrativas que la Argentina podría estar transitando por caminos muy delicados en materia de defensa. Las consecuencias en el tiempo, de confirmarse, podrían ser complejas. Lo razonable, antes de insistir con proyectos de inversión industrial como respecto a compras de armamentos, hubiera sido contar con una política previa de defensa. Asimismo que esa política estuviera articulada con los parámetros centrales de la política exterior. No le hace bien a la defensa de la Nación ni a su diplomacia, la ausencia de políticas de estado sobre cuestiones estratégicas. Tampoco la falta de transparencia en comportamientos y decisiones. Es de esperar que la próxima Administración de luz para que la Argentina recupere el horizonte de responsabilidad y prestigio que requiere en defensa y en política exterior.