Sin el genio, la Selección sería un equipo peor
En medio del fárrago de opiniones que se tiraron sobre el papel (decepcionante) de Lionel Messi en la final de la Copa América, César Menotti aportó una verdad de Perogrullo, pero verdad al fin. “No nos equivoquemos: Argentina sin Messi es un equipo normal”, graficó el Flaco. No hay que ser un experto en la materia para darle la razón al irrebatible concepto de Menotti. Ni siquiera los detractores (aún existen y volvieron a inflar el pecho) más intransigentes de Leo pueden exponer razones serias para debatir la cuestión. ¿Argentina hubiese accedido a los octavos del Mundial de Brasil sin las determinantes prestaciones -con cuatro goles incluidos- de Messi en la etapa de grupos? ¿Argentina hubiera disputado la final del Maracaná sin la presencia de Messi en los capítulos previos? ¿Argentina lideraría hoy el ranking FIFA? A pesar de que las respuestas a estos interrogantes transitan el campo de las presunciones, es muy probable que el no le gane por una neta diferencia al sí.
Más que un equipo corriente, o un equipo normal -como sostiene Menotti-, la Selección sin Messi sería un equipo inexorablemente peor. Porque, más allá del entrenador de turno, hasta ahora el funcionamiento colectivo nunca exhibió la consistencia suficiente como para maquillar una ausencia de Messi. Porque las otras estrellas que suelen integrar el plantel tampoco se cargan a la Selección al hombro, una de las acusaciones más cáusticas que se le efectúan a Messi cuando llega el día sublime de las finales. Porque si bien es lógico que a Messi se le exija más que a cualquier otro, por su condición de mejor futbolista del planeta, también lo es que ninguno de sus compañeros -a excepción de Javier Mascherano- dio la talla el sábado negro de Chile. Claro, Mascherano no va a ganar una final por sí solo...
Ningún técnico -en este caso, Gerardo Martino- va a cometer la herejía de sacar a Messi del equipo. Si Messi, por equis motivo, decide parar un poco la máquina, sería otro cantar. Ojalá que no suceda. Porque lo lamentarían hasta los que hoy hacen leña del Messi caído.