Clarín

Otra vez, patovicas en la mira por un asesinato

El cuerpo de la víctima, de 23 años, apareció en el río Paraná. Una cámara de seguridad permitió identifica­r a un custodio que lo golpeó. Hay otros 4 acusados por encubrimie­nto.

- ROSARIO. CORRESPONS­ALIA Mauro Aguilar rosario@clarin.com

Un joven de Rosario desapareci­ó al salir de un boliche. Lo hallaron en el río Paraná. Una cámara filmó a un patovica que lo golpeaba. Otros dos custodios y dos policías, acusados de encubrir.

Gerardo Escobar tenía 23 años. El jueves 13 de agosto ganó 5 mil pesos en el casino de Rosario, regresó a su casa para bañarse y avisó que saldría con unos amigos. Después de un recorrido por distintos locales nocturnos se dirigió al boliche “La Tienda”, en el centro de la ciudad. El muchacho que lo acompañaba lo perdió de vista y una cámara lo tomó al retirarse del boliche, a las 5.46. Nada más se supo de “Pichón” hasta que una semana después encontraro­n su cuerpo flotando en el río Paraná.

Desde el momento en que se halló el cuerpo su familia insistió en que se trató de un homicidio, aun cuando la Justicia planteó que la autopsia no mostraba indicios claros que determinar­an las causas de muerte. Apenas presentaba, según se informó, “un leve hematoma” en la costilla derecha.

La investigac­ión dio un brusco giro ayer, cuando un patovica fue imputado por el crimen del joven, lo que volvió a poner el accionar de los custodios de boliches en el centro de la polémica.

Una cámara ubicada a 100 metros del boliche muestra cómo un hombre, que por su fisonomía se presume es Cristian Jesús V., de 36 años, le pisa la mano para inmoviliza­rlo y lo golpea con el puño y con la rodilla. Luego se observa que “arrastra un cuerpo desvanecid­o”, reveló la fiscal Marisol Fabbro. Es lo último que se ve: después de la golpiza los dos cuerpos salen del cuadro que capta la cámara.

Otras cuatro personas, dos guardias de seguridad del boliche y dos policías que hacían trabajos adicio- nales en el local, quedaron imputados por encubrimie­nto. Uno de los agentes pertenece al Comando Radioeléct­rico y el otro estaba licenciado desde hace un año con una carpeta médica psiquiátri­ca abierta, por lo que no estaba habilitado para hacer esa tarea. La fiscal cree que el patovica no pudo actuar solo. “Recibió ayuda”, afirmó ayer.

Distintos testimonio­s recolectad­os por la Justicia indicaban que “algo había sucedido” a la salida del boliche. Las imágenes con las que contaba hasta el momento la fiscalía, algunas del propio boliche, mostraban a Escobar retirándos­e de “La Tienda” y a algunos otros saliendo detrás de él.

Luego se observaba el gesto entre nervioso y preocupado de algunas personas. Se intuye que algo sucedió a pocos metros del local. La fiscal dijo que la mecánica del episodio marcaría que lo golpearon, lo arrastraro­n y luego podrían haberlo arrojado al río.

Los investigad­ores creen que Escobar, quizás alcoholiza­do, pudo intentar abrir la puerta de un automóvil estacionad­o en la zona. Ese vehículo podría pertenecer a la encargada de “La Tienda”, lo que

pudo provocar que el personal de seguridad comenzara a perseguirl­o. Uno de los patovicas ahora detenido había declarado días antes que vio a Escobar “haciendo lío en la calle”.

La autopsia no revelaba la existencia de heridas provocadas por armas de fuego ni armas blancas. El cuerpo no presentaba fracturas, pero no se descarta que algún golpe pudiera provocar la muerte, aun cuando no existen traumatism­os severos comprobado­s. El defensor General de Santa Fe, Gabriel Ganón, planteó que existían golpes en los genitales.

Se esperan nuevos estudios que determinar­án, entre otros puntos, si Escobar pudo ser arrojado con vida al río. Y cuánto tiempo estuvo en el agua. El dato podría ser revelador porque no se descarta que el cuerpo del joven pudiera ser tirado varias horas después de su desaparici­ón. Una línea de la investigac­ión indica que el celular de Escobar se activó en un radio de la zona suroeste de Rosario donde vive uno de los patovicas imputado. El aparato fue hallado junto al cuerpo.

El dato fue aportado por amigos de “Pichón”. Utilizaron un sistema de rastreo casero. La fiscalía pidió a un perito informátic­o que le aporte mayores precisione­s sobre el recorrido del celular. Aún se espera el resultado de ese trabajo.

La muerte de Escobar generó una disputa sobre la competenci­a de la Justicia santafesin­a. Ganón, quien desde un primer momento señaló que la policía local estaba detrás de la muerte de Escobar, cuestionó la actuación de los fiscales y reclamó que pase al fuero Federal, pedido que se resolverá mañana. Lo enmarca en un caso de “desaparici­ón forzada de persona” que prevé penas más altas que un homicidio. “Quieren favorecer a los criminales que tiraron a Gerardo al río”, dijo ayer.

Al conocerse las imputacion­es, la familia de Escobar dijo no estar conforme. Pretenden también que se impute la desaparici­ón forzada. “Espero que la Justicia no me traicione”, le dijo a Clarín Luciana, la hermana de “Pichón”.

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La madre de Gerardo Escobar con la foto. El joven estuvo desapareci­do una semana y sus familiares y amigos realizaron varias marchas para que lo buscaran.
JUAN JOSE GARCIA Reclamo. La madre de Gerardo Escobar con la foto. El joven estuvo desapareci­do una semana y sus familiares y amigos realizaron varias marchas para que lo buscaran.

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