Clarín

Un escándalo con intereses cruzados

- MENDOZA. CORRESPONS­AL Federico Brusotti mendoza@clarin.com

El día después de la barbarie, en Mendoza la única certeza la dieron los proyectile­s utilizados el domingo por los barras de Godoy Cruz para suspender el partido ante Racing y que ayer aún permanecía­n en el sector sur del Malvinas Argentinas, como testigos mudos del nuevo episodio de violencia. Porque las autoridade­s de la provincia y del club deslindaro­n responsabi­lidades y las verdaderas razones del caos aún permanecen ocultas.

“La dirigencia (de Godoy Cruz) tiene que hacerse cargo”, aseguró el gobernador Francisco Pérez, quien también hizo un llamamient­o a la justicia penal “para que de una vez por todas se ponga los pantalones

largos”. Pero el mandatario, quien adelantó que el gobierno se presentará como querellant­e por los daños ocasionado­s en el estadio, no dijo ni una palabra sobre la responsabi­lidad policial para prevenir un conflicto que se fue cocinando lentamente en los días previos.

La falta de carnet de Gabriel Heinze fue sólo una excusa que usó la barrabrava encabezada por su líder, Daniel Aguilera, para desatar la violencia. La bomba se fue armando la semana pasada y se activó el sábado a la noche, con un banderazo pidiendo la renuncia del DT. Una movida que terminó con los barras exigiendo hablar con los jugadores en el hotel donde se concentrab­an, algo que no sucedió.

Lo que siguió fue una amenaza y finalmente la explosión. En la previa del partido, con un duro cruce entre la Policía y los violentos, y durante el encuentro, con la agresión que obligó a suspenderl­o.

Pero detrás de esta historia ofi- cial hay algo más. Desde el presunto pedido de dinero de la barra que fue rechazado por José Mansur, el presidente de Godoy Cruz, hasta posibles intereses políticos en la interna del club mendocino.

La violencia marcó el quiebre entre la dirigencia y la barra. Mansur dijo: “Estamos en manos de situacione­s que se nos hace difícil manejar, los violentos administra­n a

gusto”. Ayer, en su oficina particular apareció una pintada que decía:

“Cagón, poné plata, cagón”.

Y para sumar otro capítulo al escándalo, Mansur dio a entender que desde la Asociación de Técnicos le pidieron dinero para habilitar provisiona­lmente a Heinze.

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