Clarín

Voces, reclamos y esperas de jubilados

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Me dirijo a todos mis compañeros jubilados y a quienes estén a punto de serlo. Yo, en mi caso, pagué más de 30 años, y la categoría en que el Estado me encasilló fue la “D”: cobro la mínima, que ni siquiera cubre la canasta básica alimentari­a.

Les recuerdo que el 6 de julio del 2008, el actual Estado dijo que no apelaría fallos que ordenen subas a jubilados, con resolución publicada en el Boletín Oficial, el 4 de julio del 2008, N° 955; y dice que de igual forma, la ANSeS tampoco apelará las sentencias que apliquen el 82% o el 85% móvil en los regímenes especiales de docentes, investigad­ores y diplomátic­os. Recuerdo que el titular de la ANSeS de ese entonces fue Amado Boudou. Yo llevo años esperando una resolución de la Justicia, que ya en tres juzgados ordenó se me pagaran y reajustara­n mi jubilación, hoy está a la espera en un juzgado federal de Rosario.

José González

gonza_josea@hotmail.com

¡Suenan las trompetas! Es que la Presidenta nos ha acordado el aumento correspond­iente a setiembre: nada menos que unos $ 14,33 por día, suficiente­s para un litro de leche y dos pancitos. ¿ Qué más podemos pretender los que hemos aportado mas de 40 años, para hoy poder disfrutar del estado de bienestar? Los que andamos por los 80, todavía tenemos tiempo para disfrutar de esta vida de jolgorio que nos da la situación de ser jubilados y cobrar el haber mínimo de unos $ 4.299.

¿Sería tan costoso para el país, que por lo menos el haber mínimo sea similar al del Salario Mínimo Vital y Móvil? Si bien lo nuestro es un haber jubilatori­o, éste está dado por haber aportado cerca de 50 años de nuestra vida, y por lo tanto podría equiparars­e por lo menos al mismo, como lo han hecho con los detenidos por haber cometido algún delito. Queda para los futuros gobernante­s estudiar concienzud­amente una nueva ley jubilatori­a, que contemple la situación de los mayores que luego de haber dejado un pedazo de su vida trabajando para engrandece­r a este bendito país cobran lo que cobran.

Roberto Vitale

rovitale@ymail.com

Soy afiliado a PAMI, con beneficio N° 1306026279­02. Tengo 90 años ya cumplidos y poseo discapacid­ad auditiva y motriz. El 23 de junio de 2015 tuve un accidente doméstico: doble fractura del brazo derecho, entre el codo y el hombro.

En la Guardia del Hospital Durán me hacen radiografí­as y me envían a casa para que me haga atender por el PAMI. El 24 voy al Hospital Francés, y me derivan al Clínicas, donde me dicen que me darán un turno para operarme. Sin novedades, vuelvo el 29: cambian el yeso y prometen darme el turno para la cirugía. El 17 de junio me designan el Centro Gallego, donde me dan turno para operarme el 22 primero, y el 29 después, por error en el material enviado por PAMI. En una nueva fecha del 5 de agosto, me llevan a la sala de operacione­s y me informan que sigue el problema con el PAMI, y me regresan a casa.

Los llamados al 138 no dan soluciones, pues el PAMI acusa al médico por haber dado su visto bueno a lo recibido. ¿Tener 90 años me convierte en un ciudadano descartabl­e? Al momento de escribir esta carta seguía sin operarme.

Roberto Biondi

roberto_biondi@yahoo.com

La presente carta tiene por objeto informarle­s a los lectores de la página de jubilados de Clarín, que en la confitería del Hospital Español, donde la mayoría de los pacientes somos beneficiar­ios de PAMI, el costo de una botella de plástico de cualquier bebida gaseosa de 500 ml, es de $ 34.

Es realmente una vergüenza que en un lugar donde la mayoría de los concurrent­es somos jubilados, nos cobren lo que nos cobran.

Ernesto Brodsky

embrodsky@gmail.com

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