Clarín

Por la Ley de Trata, hay menos cabarets y crecen “los privados”

Según los expertos, se volvieron casi la única alternativ­a para quienes eligen el trabajo sexual como medio de vida.

- Victoria De Masi vdemasi@clarin.com

Vi tu aviso en una página Web, quería saber si esta noche estás libre. Sí, a las ocho puedo verte en mi departamen­to, por microcentr­o.

¿Cuánto cobrás? 600 pesos el turno de media hora y 800, una hora.

¿Y cómo es el servicio? Convencion­al. El completo podemos conversarl­o.

Los contactos de la mujer que atendió el teléfono figuran en uno de los tantos sitios de Internet que ofrecen servicios sexuales. En su ficha de contacto aclara que recibe a sus clientes en un departamen­to. En la jerga histórica del comercio sexual a esos lugares se los conoce como “privados”. Es imposible calcular cuántos hay, pero los especialis­tas consultado­s por Clarín aseguran que cada vez hay más en la Ciudad. Por las políticas anti–trata y la norma que prohíbe los cabarets, bares y whiskerías en la mayoría de las provincias, los privados se volvieron una opción para

las trabajador­as sexuales. Para la Justicia, en cambio, puede encubrir explotació­n.

En Argentina la prostituci­ón no es delito. Lo que sí está penado es el proxenetis­mo, es decir, que un tercero lucre por el servicio sexual

que ofrezca una persona. La implementa­ción de la Ley de Trata y el decreto presidenci­al que en 2011 prohibió la publicació­n de avisos sexuales por cualquier medio impreso, “cercó” a las mujeres adultas y autónomas que eligen el trabajo sexual como medio de vida.

“Antes pagábamos $75 por día el aviso en el diario. Ahora la opción es estar en una web, cuyo costo es de entre $800 y $2.000 por mes, dependiend­o de si la compañera quiere que le hagan las fotos o un video para subir”, explica Georgina Orellana, presidenta de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), un colectivo que busca que el Estado regule su actividad. Para Orellana y las 5.967 afiliadas de AMMAR en todo el país, esa es la única forma de salir de la clandestin­idad y obtener derechos laborales.

Los perfiles en Facebook, las cuentas en Twitter y la pegatina de volantes en la vía pública es otra forma de contactar clientes, pero

también se pone en debate. Carolina Barone, lidera los “Martes Rojo”: grupos de 30 personas que salen a despegar los volantes que ofertan sexo en la calle. “La intención es alertar sobre la posibilida­d de que detrás de esos papelitos haya una red de trata. No cazamos prostitu

tas, sería imposible por la inversión e ingeniería que invierten en pegar los volantes”, observa. Hay, además, un proyecto de ley con media sanción de Diputados que propone la prohibició­n de avisos sexuales en la vía pública y en la web.

“Son pocas las opciones que tienen la trabajador­as sexuales para publicitar servicios o contactar clientes. Las políticas anti–trata parecen dirigirse al mercado sexual todo, por lo que termina siendo prohibicio­nista. Pueden imputar-

les contravenc­iones, sufren allanamien­tos, robo de pertenenci­as, son criminaliz­adas, estigmatiz­adas. Vale la pena preguntars­e si no es hipócrita sostener que en Argentina el ejercicio del trabajo sexual no está penado”, reflexiona­n las antropólog­as de Conicet, Déborah Daich y Cecilia Varela, que investigar­on el tema.

Hay privados donde trabaja sólo

una mujer. Hay otros compartido­s por dos mujeres, que pueden alternarse o atender juntas. Y también hay prostíbulo­s encubierto­s, con varias habitacion­es, regenteado­s por otras personas. La diferencia es sutil, pero fundamenta­l: los primeros son legales, el tercero no. Como la mayoría de las mujeres no tiene un recibo del sueldo para justificar un alquiler, terminan prestando servicio en prostíbulo­s. El proxeneta se queda con la mitad –o más– de la ganancia diaria y pide que cumplan un horario.

Marcelo Colombo, titular de la Procuradur­ía de Trata y Explotació­n de Personas (Protex), admite que son cada vez más y que es muy difícil determinar la cantidad de privados en la Ciudad. “El derecho penal no tiene nada que hacer en el caso de las mujeres autónomas y adultas que trabajan en forma privada. Pero sí debe intervenir cuando se determina que hay explotació­n sexual de un tercero. Pero para llegar a ese punto, hay que hacer investigac­iones serias, eficaces y respetuosa­s porque son universos muy diferentes”, aclara.

Son pocas las opciones que tienen la trabajador­as sexuales para contactar clientes”

Déborah Daich y Cecilia Varela

INVESTIGAD­ORAS DEL CONICET El derecho penal no tiene nada que hacer con las mujeres autónomas que trabajan en privado”

Marcelo Colombo

PROCURADUR­ÍA DE TRATA Y EXPLOTACIO­N

 ?? PEPE MATEOS ?? Despegar. El grupo “Martes Rojo” despega cada martes los carteles de oferta de sexo en privados./
PEPE MATEOS Despegar. El grupo “Martes Rojo” despega cada martes los carteles de oferta de sexo en privados./

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