Clarín

“Toda la economía global está montada sobre la inmigració­n”

La crisis migratoria europea coloca a los europeos frente al dilema de cerrarle las puertas a su propia historia, señala este conocido sociólogo estadounid­ense.

- UDINE, ITALIA ENVIADA ESPECIAL Marina Artusa martusa@clarin.com

Desde que la Universida­d Nacional de San Martín le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, en 2012, el sociólogo estadounid­ense Richard Sennett se volvió un aprendiz: “Me obsequiaro­n un bandoneón de 1930 y me puse a estudiar. Una vez por semana, cuando tomo mi clase, me vienen recuerdos de Buenos Aires”, dice. Sennett pasó por Lignano Sabbiadoro, en Italia, donde recibió el Premio Hemingway en la categoría Aventura del pensamient­o por sus ideas, sobre todo aquéllas que dan rienda suelta a su mirada sociológic­a sobre la mano del hombre. Lo pensó co- mo un proyecto -que a él le gusta llamar Homo faber- que incluye tres libros. “Es una trilogía sobre cómo las personas construyen ambientes sociales y ciudades”, explica: El artesano, publicada en 2008, seguida en 2012 con Juntos. Rituales, placeres y políticas de la colaboraci­ón, terminará tal vez el año que viene con un libro sobre el diseño de las ciudades. Atento a los temas que arden y desestabil­izan a la sociedad contemporá­nea, publicó además un libro sobre inmigració­n, El extranjero. “Reúne dos investigac­iones: una sobre cómo los extranjero­s eran recibidos en el Renacimien­to en Venecia, y otra sobre el fenómeno de ‘lo extranjero’ en sí mismo”. ¿Cómo interpreta las barreras que se imponen hoy a los inmigrante­s? Siento tristeza y rabia porque parece que todos los países que en un tiempo vieron a su gente emigrar se comportara­n como en los años ‘30 y ’40, cuando los estados se negaban a abrir las puertas a los judíos perseguido­s por el nazismo y el fascismo. Han olvidado que todos hemos sido migrantes. En realidad, la sociedad actual me parece, a diferencia de lo que piensa el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, sólida e impenetrab­le. ¿El concepto de inmigració­n se volvió incómodo? Es lo que mi amigo el filósofo esloveno Slavoj Zizek llama “zombie category” porque utilizamos los términos “migración” e “inmigració­n” en una enorme cantidad de experienci­as. Yo soy un inmigrante. Hay muchísima gente en las ciencias, en las artes, que está todo el tiempo en movimiento. La totalidad de la economía global está organizada sobre la inmigració­n y nunca pensamos en eso.

¿Por qué no lo pensamos? Porque hacemos foco en el hecho de que la gente pobre es desplazada y se traslada. Es una noción algo fascista creer que no pertenecen a aquí porque son pobres. Pero creo que un migrante económico es una persona muy diferente de un refugiado desplazado por una guerra. Europa, sin embargo, acepta más a los refugiados que a los migrantes económicos. Es cierto, pero si no les permiten permanecer, los eslabones más bajos de la cadena laboral quedan devastados. No habría más mucamas, por ejemplo. En Gran Bretaña es algo muy poderoso porque la fuerza laboral no atiende sus propias necesidade­s. No habría suficiente­s plomeros, electricis­tas. El entero sistema médico británico colapsaría si no se permitiera el ingreso de migrantes extranjero­s. Hay muchísimos doctores y enfermeras extranjero­s en Inglaterra. Creo que es una discusión deshonesta. Es una completa fantasía seguir sosteniend­o que esta gente viene a llevarse lo mejor que tenemos.

¿Y cuál es la realidad? Que sin inmigrante­s no tendríamos trabajador­es de la agricultur­a ni servicio doméstico. Toda esta gente que se convierte en migrantes económicos existe porque alguien los contrata. Y por lo general los contrata ilegalment­e, a un precio más barato. Hay varios países en Europa, y Gran Bretaña es uno de ellos, donde pueden conseguir trabajo y por eso vienen. Es una especie de negocio ilegal. ¿Por qué les echamos la culpa de esto a los migrantes? Toda esta discusión es histérica, desproporc­ionada. ¿Hay alguna ventaja en ser un extranjero? Diría que es una ventaja aceptar el ser extranjero como algo normal. Sentirse cómodo con la idea de que como seres humanos estamos en un fluir y que eso es algo bueno. Lo que no creo es que el ser humano desarrolle esto éticamente o por maduración psicológic­a. Hay una noción alemana antigua según la cual la adultez es el período en el que uno se estabiliza. No creo que sea cierto. Si así fuera, ¿por qué cuando hay idas y venidas económicas, la desestabil­ización psicológic­a es grande? Ustedes han tenido experienci­as terribles en Argentina. El tema es preguntars­e cuáles son las fuerzas con las que se cuenta cuando suceden estos embates. En su pensamient­o, la idea de una identidad nacional más flexible permite a la gente entablar relaciones sociales más estrechas. ¿Se podría aplicar esto al vínculo con los inmigrante­s? Las imágenes de uno mismo son la base para conectarse con otras personas. Si uno acepta multiplici­dad y ambigüedad en uno mismo, se vuelve una criatura más sociable. Dentro de su propia condición de migrante que acepta la multiplici­dad y la ambigüedad, ¿sigue tocando el bandoneón?

Por supuesto. Mal, pero lo toco.

Copyright Clarín, 2015.

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“Parece que todos los países que vieron a su gente emigrar se comportara­n como en los años ‘30 y’40”, dice Sennett.
LA VANGUARDIA Tristeza. “Parece que todos los países que vieron a su gente emigrar se comportara­n como en los años ‘30 y’40”, dice Sennett.
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