Clarín

Ritmo, meneo y reggaetón

Daddy Yankee hizo bailar a sus fans en Buenos Aires

- Patricio Féminis Especial para Clarín

El puertorriq­ueño se presentó en GEBA ante una multitud. Repasó sus clásicos y cantó sus nuevas canciones. El “rey” canta en Buenos Aires. Se menean las chicas de dinero y las que ahorraron. Bailan y rozan con sus celulares a Daddy Yankee en el campo VIP del Club GEBA en este sábado sin estrellas. Tan cerca del ídolo de Puerto Rico, chico material del reggaetón. O como él se nombra a sí mismo: The Big Boss. El jefe invita a tirar pasos al compás de sus raps. Detrás de las vallas, en la popular, también perrean las chicas y chicos que contaron las monedas para venir. “¡The king is back, baby! Me hacían mucha falta, de todo corazón. ¡Van a disfrutar y a rumbear toda la noche conmigo!”, avisa él, en el inicio del show.

Con esa voz metálica que a veces deja fluir, Daddy Yankee proclama su trono en la historia del reggaetón. El cliché parece original en él: lleva gorra, campera negra y collares y zapatillas rojas. Sus movimiento­s son lentos. El set de bailarines es el que dibuja los pasos para hacer perrear “éxitos y más éxitos” en GEBA. Y “los nuevos clásicos”: Daddy vino a presentar la canción Vaivén, pegajosa y repetitiva, y también Sígueme y te sigo, récord de descargas digitales. La espera por ambas se calienta bailando en la noche porteña.

El rey rapea sin descanso mientras sus bailarines -de rojo, como él- conectan coreografí­as enérgicas y simétricas. Sexuales y caribeñas para el mambeo de La despedida, los hombros y colas arriba en Descontrol, y el coreo de miles: “Qué tengo que hacer pa’ que vuelvas conmigo. Vamos a dejar el pasado atrás”. Las pantallas son imanes de efectos especiales y las chicas del VIP deliran. “A mí me llaman el fuego del caribe, papi”, incita Daddy en un pico de placer. “Sólo somos tu y yo, bailando así, pidiendo más y más calor”. Así, atraviesa Nota de amor, y prueba las rimas, tan impredecib­les, de El amante: “Amor prohibido, besos prohibidos; ‘tamos compartien­do el mismo aire prohibido”. Y con Llamada de emergencia vuelve ese canto metálico.

Las palabras Daddy Yankee traen el mismo cariño que ofreció días atrás en Corrientes. “Quiero que todas las ladies canten conmigo”, ordena en GEBA. El grito es para La nueva y la ex: “¿Qué es lo que pasa? Por la ex no se llora, uno la reemplaza”. Tras 19 canciones de pelvis frenéticas, Daddy se excita en un rap solo junto a su DJ Mercenario. Es el clímax. Para cerca del final quedan los golpes de Sábado rebelde, Como un animal y Tú me dejaste caer. Y aún quedan más estrenos, y el espeso hit mundial Gasolina, para liberar a los cuerpos que falten. Ese agite de caderas sin control seguirá aun cuando Daddy baje del escenario, corra a un auto negro y se vaya escoltado por dos motos policiales. El rumbeo duro no se frena en Buenos Aires.

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Enérgico. Brindó un show de más de dos horas a puro movimiento.

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