Clarín

El deseo de Macri camina por la cornisa

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

AScioli le va a costar un suplicio no solo llegar a los 40 puntos. Le va a costar sumar un solo voto. No tiene más que los que sacó en las PASO”.

El diagnóstic­o lo hacía el día después de las primarias uno de los cerebros de la estrategia de campaña de Mauricio Macri. El comentario se viralizó en seguida en boca de los referentes de la UCR e incluso de la propia Elisa Carrió. Era un buen motivo para que creyeran que venía la mejor etapa para el conductor de Cambiemos: pronto se supo que, efectivame­nte, al postulante del Frente para la Victoria no trepaba al número mágico de 40. Pero el escenario omitía un detalle: a Macri también le costaba –y le costará hasta el domingo– ganar un voto, tal vez incluso más que a Scioli. El negocio ya no sería incorporar nuevos votantes: sería retener los que supo conseguir el 9 de agosto.

Todo está abierto, desde luego. Macri y su equipo se ilusionan con que, a último momento, muchos votantes de Sergio Massa se inclinen por Cambiemos por el solo hecho de que aparece como la opción más clara para evitar el festejo del kirchneris­mo la noche misma del 25. Sin ir más lejos, hasta los encuestado­res tienen cierto temor a que los indecisos o aquellos que afirman que podrían cambiar el voto (¿un 30 por ciento en total?) terminen haciendo añicos sus pronóstico­s. Por lor pronto, en el círculo íntimo de Macri saben que el fenómeno soñado de la polarizaci­ón ya no es posi

ble. Los macristas aspiran a que se repita la foto de las primarias. Se conforman con fidelizar los votos de sus rivales en las PASO, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Esto es: Macri arriba de 30 puntos y Scioli por debajo de 40. Las cifras que manejan con recelo en su comando de campaña los hacen ser optimistas. Aunque el temor es grande: Macri camina al borde de la cornisa.

“Si el lunes hay balotaje empezará otra historia. Desde cero”, sostienen los constructo­res del proyecto presidenci­al. La teoría de Jaime Durán Barba –que por estas horas anda convalecie­nte por un dolor en el nervio ciático– es que la segunda vuelta no es el último capítulo de la novela electoral. Es, directamen­te, otra novela.

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CACERES Socios. Carrió y Sanz, anoche, en el estadio Orfeo de Córdoba.
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