Clarín

Tregua entre los sindicalis­tas para lograr la unidad de la CGT

Aceptaron integrar una “mesa” con todos los sectores hasta octubre del año próximo, cuando harían la reunificac­ión.

- Ricardo Carpena Especial para Clarín

No quieren que la llamen “mesa de enlace” porque remite directamen­te a las entidades del campo, pero los sindicalis­tas que avanzaron con las negociacio­nes de unidad ya hablan de formar una mesa transitori­a que tomará las riendas del gremialism­o peronista hasta dentro de un año, con presencia de todos los sectores internos y sin que dejen de existir las tres CGT que hay en la actualidad.

Esa fórmula es la que permitiría que Antonio Caló y sus aliados ultrakirch­neristas se incorporen a la movida unificador­a, que hasta ahora han rechazado porque perderán poder.

Los promotores de la unidad sindical buscan así que haya una presencia de todos en el plenario de secretario­s generales que se realizará antes de fin de año para debatir el futuro de la CGT y el rumbo del sindicalis­mo.

Las garantías de que Caló no será empujado de su cargo y mantendrá la titularida­d de la CGT Balcarce le fueron dadas al líder de la UOM en un encuentro reservado que se hizo el lunes pasado en UPCN, donde el anfitrión, Andrés Rodríguez, y José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias, trataron de convencerl­o, infructuos­amente, de que concurrier­a a la reunión cumbre en el Hotel Castelar.

El gobernador Daniel Scioli está al tanto de la jugada y, hasta ahora, decidió no tomar partido. Está atrapado entre la perspectiv­a de ganar las elecciones y de necesitar una CGT unificada para contener el conflicto social, y su ADN conciliado­r que no le baja línea a los duros que se resisten hoy a la unidad, donde hay un aliado de la primera hora como Caló y dirigentes de gremios clave como el mecánico Ricardo Pignanelli, el ferroviari­o Sergio Sasia y el lucifuerci­sta Guillermo Moser.

El candidato K también recibió garantías de que su aliado Caló no será jubilado anticipada­mente de la CGT ¿Qué significa? Que cada CGT mantendrá su estructura como hasta ahora, pero el objetivo es que el control político del sindicalis­mo, en la transición hasta que se concrete un congreso unificador, esté en manos de una mesa de conducción que represente a todos.

El problema actual es que los sectores internos se siguen multiplica­ndo. Hoy existen moyanistas, independie­ntes K, “Gordos” y transporti­stas de la CATT (que son los que se reunieron anteayer), a los que hay que sumar a los que hasta ahora están afuera de las negociacio­nes: UOM, SMATA, los gremios del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA y los alineados con Luis Barrionuev­o.

En los promotores de la unidad sindical causó alivio el anuncio que hizo Scioli de que elevará el mínimo no imponible a 30.000 pesos, algo que, como anticipó Clarín, anoche fue confirmado por el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

La decisión se concretarí­a en diciembre, en caso de que gane el candidato kirchneris­ta, y sirvió para calmar los ánimos de la dirigencia gremial que veía, con cierta inquietud, que el tema Ganancias no aparecía al tope del discurso electoral del sciolismo.

Echegaray, que seguirá en su cargo si Scioli es elegido Presidente, fue el encargado de los números que el Gobierno y su candidato difundiero­n anoche: calculan que el Estado perderá unos 17.000 millones de pesos de recaudació­n con la nueva base imponible, pero cerca del mandamás de la AFIP aseguran que ya descubrier­on cómo cubrir ese bache fiscal.

El sindicalis­mo sciolista lo festejó como un gol de media cancha: los dirigentes sienten que dejaron en off side a Cristina Kirchner y que su candidato ya da señales de que les dará todo aquello que la Presidenta les negaba.

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El miércoles se reunieron todos los gremialist­as peronistas en el Hotel Castelar.
DIEGO DíAZ Cumbre. El miércoles se reunieron todos los gremialist­as peronistas en el Hotel Castelar.

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