Clarín

La herencia mediática, desafío de peso para el ciclo que viene

- Alejandro Alfie aalfie@clarin.com

El Gobierno maneja de manera directa o indirecta más del 60% de los medios de comunicaci­ón. En estos años utilizó diversas herramient­as para armar el mayor aparato de propaganda oficial desde la vuelta a la democracia, con un amigopolio de medios paraestata­les, transmisio­nes estatales de los partidos de fútbol, aplicación sesgada de la ley de medios audiovisua­les y la conversión de los medios públicos en propalador­es del relato K.

El kirchneris­mo incentivó el desembarco de sus empresario­s y gremialist­as amigos en el sector de los medios de comunicaci­ón, con una distribuci­ón arbitraria de la publicidad oficial, así como otros beneficios en obra pública, casinos y pozos petroleros, para subsidiar a grupos que antes no tenían presencia en los medios, como los de Sergio Szpolski-Matías Garfunkel, Grupo Indalo (Cristóbal López), Electroing­eniería, Santa María, Grupo Olmos y familia Moneta, entre otros.

El Gobierno finaliza su gestión entregando decenas de licencias para canales de TV digital, de las que excluyó arbitraria­mente a medios inde-

pendientes como Editorial Perfil. Además, otorgó licencias a grupos que tenían prohibido tener

presencia en los medios, como el “fantasma” González González –empresario mexicano que compró Canal 9– y Telefónica de España, que compró el Canal 11 de Buenos Aires (Telefe) y ocho canales en el interior, en 1998, pero cuya transferen­cia ningún gobierno había legalizado.

Cristina Fernández de Kirchner abusó de las cadenas nacionales de radio y televisión, obligando a los medios a transmitir sus mensajes, con un récord de una cadena por semana durante este año. También abusó en las transmisio­nes de los partidos de fútbol por TV, para emitir exclusivam­ente avisos del Gobierno.

Una última herramient­a para manejar los medios fue la estigmatiz­ación y hostigamie­nto de los medios independie­ntes del Gobierno, que el kirchneris­mo denomina los “medios hegemónico­s”, entre los que incluyen al Grupo Clarín, Editorial Perfil y diario La Nación, entre otros.

El domingo se vota al próximo presidente de la Nación. Si la oposición logra ir a un balotaje, Mauricio Macri anunció que en su gestión habrá una amplia libertad de expresión y que“no habrá 6-7-8 ni 8-7-6”. Es probable que bajo su mandato haya una intervenci­ón en los organismos que manejan los medios públicos y que aplican la ley de medios, según el grado de acompañami­ento que encuentre en AFSCA y RTA.

El plan del Gobierno es que si gana Scioli, todos los medios que maneja terminen alineándos­e con el próximo presidente, aunque poniendo algunas restriccio­nes, como la continuida­d de lo que ellos llaman “la madre de todas las batallas contra los medios hegemónico­s”. Esa batalla no está en los planes ni en la naturaleza de Scioli, así que habrá que ver si está dispuesto a una pulseada con el cristinism­o en este terreno.

Además del complejo cuadro económico y social, uno de los temas centrales para el próximo presidente, gane quien gane, será la herencia mediática.

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En continuado. Cristina, en una de sus últimas cadenas nacionales.
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