Saber y callar
Están acusados de encubrir el crimen. Pero no irán presos. Además, Casación absolvió a un médico.
La Cámara de Casación Penal confirmó la condena a cuatro años de prisión para el hermano de María Marta García Belsunce por el encubrimiento del asesinato en el Country Carmel, en 2002. Igual seguirá libre hasta que el fallo quede firme.
La Sala I de la Cámara de Casación bonaerense confirmó ayer las condenas por “encubrimiento agravado” dictadas contra dos hermanos de María Marta García Belsunce. En el mismo fallo los jueces dejaron en suspenso la pena para un vecino del country Carmel de Pilar, donde en 2002 ocurrió el crimen, y absolvieron al primer médico de emergencias que acudió al lugar. La resolución no incluyó a Guillermo Bártoli, cuñado de la víctima –que había recibido la pena más alta– porque falleció el año pasado.
El fallo de Casación fue por mayoría y confirmó la sentencia dictada el 4 de noviembre de 2011 por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de San Isidro. Entonces, el TOC responsabilizó del encubrimiento del crimen de María Marta a cinco de los seis acusados, mientras que dictó la absolución de la masajista Beatriz Michelini.
En ese momento, los jueces condenaron a Bártoli a cinco años de cárcel. También encontraron culpables a los hermanos de la víctima, Horacio García Belsunce y John Hurtig, sentenciados a cuatro y tres años y medio de prisión, respectivamente. Además, en ese juicio se sentenció a tres años de cumplimiento efectivo a Sergio Binello, vecino del country donde fue asesinada la mujer, y al médico Juan Gauvry Gordon.
Ayer Casación declaró extinguida la acción sobre Bártoli, por fallecimiento. Pero a Garcia Belsunce y a Hurtig les confirmaron la pena dictada, aunque no tendrán que ir a la cárcel hasta que el fallo quede firme.
En cuanto a los otros dos acusados, el tribunal entendió que la pena de tres años de Binello puede quedar en suspenso, mientras que consideró inocente al médico y dictó su absolución.
María Marta García Belsunce fue asesinada el 27 de octubre de 2002 en el country Carmel. Aunque la velaron diciendo que había muerto al resbalar en la bañera, un mes y medio después una autopsia reveló que le habían disparado cinco tiros en la cabeza y que un sexto había rebotado en su cráneo. Esa bala se convirtió en el famoso “pituto” que familiares desecharon por el inodoro.
Carlos Carrascosa, viudo de la víctima, siempre dijo ser inocente, pero un tribunal oral lo condenó por encubrimiento y más tarde Casación bonaerense le dio perpetua al considerarlo el asesino. Esta última sentencia esta siendo revisada por orden de la Corte Suprema.