Clarín

“No creo que el velero se haya hundido, están a la deriva en medio del mar”

Lo dice Marcelo, el cuarto tripulante de la embarcació­n perdida. Debió dejar la expedición porque vencía su licencia laboral. Se salvó por esa decisión.

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Los argentinos desapareci­dos en el medio del Atlántico son tres, pero en realidad había un cuarto navegante que se bajó antes de que la travesía marítima se transforma­ra en misterio. Por motivos laborales, Marcelo tuvo que dejar el velero y regresar a su casa. Esa decisión pudo haberle salvado la vida.

El cuarto integrante relató detalles del viaje que son importante­s para entender qué pudo haber pasado con el resto, de quienes no se sabe nada desde el 26 de julio: “El objetivo era llegar a España y la idea era salir de Cuba, parar en Isla Azores, hacer otra parada en Bermudas y finalmente España”.

Pero algo salió mal: la rotura del motor del velero llamado “Mara- tonga” (que funciona a vela, pero que tiene un motor para ingresar a los puertos y para utilizarlo en casos de tormentas o huracanes) hizo cambiar los planes: “Tuvimos que desviarnos al puerto de Virginia, Estados Unidos, porque era peligroso seguir así”.

Marcelo contó que de Cuba a Virginia cruzaron por el Triángulo de las Bermudas y aseguró que no tuvieron ningún incidente: “Tuvimos un poquito de miedo cuando apareció un tiburón gigante cerca nuestro, pero nada más”. Después de algunos días llegaron a Norfolk (EE.UU.) y allí se quedaron 60 días para reparar el motor. Fue en ese momento que Marcelo decidió regresar a la Argentina: “Se cumplió la licencia en mi trabajo y volví”.

El resto de los navegantes, los ingenieros navales Pablo y Raúl Enriquez y el escribano Raúl Echevarría, continuaro­n viaje luego de arreglar el motor, pero cambiaron la ruta: “Por el tiempo que perdieron decidieron ir de Virginia a España sin escalas, cruzar todo el mar sin parar ni un día. Para mi esa decisión fue muy arriesgada, el barco tenía el antecedent­e de la rotura del motor”, afirmó Marcelo.

El hombre dijo que cruzar el océano Atlántico sin parar es una tarea arriesgada: “Yo creo que al ser un barco tan antiguo era arriesgado hacer semejante trayecto sin escalas. Lo que se hizo no es usual. Me parece que el capitán se confía porque el barco es seguro, por eso no creo que se haya hundido, se le pudo haber roto algún palo y entonces la única forma de moverse es con los vientos. Entendemos que puede estar flotando a la deriva”.

Yo creo que al ser un barco tan antiguo era arriesgado hacer semejante trayecto sin escalas. Lo que se hizo no es usual”, explicó Marcelo.

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El segundo desde la izquierda. Dejó el barco antes del extravío.
Marcelo. El segundo desde la izquierda. Dejó el barco antes del extravío.
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