El Vasco, el Mellizo y todas las versiones
Arruabarrena y Guillermo se mantuvieron ajenos al clima que los rodea sobre la renovación de sus contratos.
Había cierto morbo en el ambiente por el encuentro entre Rodolfo Arruabarrena, el técnico de Boca, y Guillermo Barros Schelotto, el entrenador de Lanús a los que muchos, incluso varios candidatos a presidente, vislumbran como futuro conductor de Boca. Ellos, en el abrazo y la charla antes del comienzo del partido, se encargaron de desestructurar la situación. “Fue un abrazo para
tratar de acallar a algunos. Es un año político en el club y mucha gente no quiere que Boca salga campeón”, confesó después Arruabarrena. Se le cuestionó al Vasco que el equipo falló en momentos clave, pero volvió a meter a Boca en una final. Desde lo contractual su situación no se resuelve. El dijo que si no sale campeón se va. Y Angelici, que le va a ofrecer seguir. Pero nadie sabe si seguirá: su voz es la única que falta expresarse. A Guillermo se le vence en diciembre el contrato y la CD actual quiere renovarle por dos años más. En el año del Centenario no logró un título y el equipo, acostumbrado a pelear arriba, casi se dejó morir en las tres competencias (Sudamericana ante Defensor, torneo y Copa Argentina). Tras la clasificación de Boca, Arruabarrena expresó: “Hicimos un partido inteligente, supimos leerlo, lo liquidamos en el primer tiempo y luego controlamos el desarrollo”. Y luego rescató “el estado anímico del equipo es el idóneo, mostramos personalidad y carácter”. El Mellizo, por su parte, fue autocrítico: “Está bien que Lanús haya perdido, jugamos mal del primero al último minuto. Fallamos todos y con el gol de Tevez el partido se cerró”.