Clarín

Del barrilete cósmico al puesto veloz y como venga

- rroa@clarin.com Ricardo Roa

Que el barco que hunden se les termine de hundir a otros. El kirchneris­mo corre a los botes desnudo. Capitán y oficiales primero, como manda su reglamento. Vinieron a plantar un nuevo proyecto de país, a multiplica­r las voces en los medios, a cambiar el tablero internacio­nal en el que se sitúa la Argentina, a defender un modelo de crecimient­o con inclusión social. No les ha ido bien. Y no nos ha ido bien.

Ahora, al final, pelean para acorazar a la Presidenta de cualquier investigac­ión. Y pelean para quedarse. En organismos clave y en organismos no tan clave. Para conservar el contrato con masivos pases a planta de empleados públicos. Y para mejorar el contrato con selectivas promocione­s de militantes. En paralelo crean más burocracia a la medida de La Cámpora. La escribanía del Congreso trabaja a full. Cristina sigue mandando proyectos y la mayoría automática legislativ­a sigue levantando la mano. Clinck, caja. El costo a cargo de los que vienen.

Uno de los lugares donde se muestra más claro es en los cambios a la ley de universida­des. Dormían en el Senado desde hacía dos años y nadie en el mundo académico ni en el mundo de la política se acordaba de eso. De un día para otro los despertaro­n para reemplazar tres artículos que eran una reivindica­ción del activismo estudianti­l: la gratuidad, la cantidad de materias para mantener la regularida­d y el tan mentado ingreso irrestrict­o.

La investigad­ora Guillermin­a Tiramonti dice: “Esta ley obliga a seguir pagando los sueldos de todos los nombramien­tos locos que se han venido haciendo” en universida­des del Conurbano. La reforma limitará también la autonomía de las universida­des, que no podrán fijar las formas de ingreso y que enfrentará­n problemas en sus carreras. Pasa cuando se confunden valores con instrument­os. Es justo que cada uno que quiere estudiar encuentre un lugar para estudiar lo que quiere. Pero querer garantizar un lugar en el lugar donde se quiere estudiar conspira contra toda idea de un sistema superior mínimament­e organizado.

Mejor definen a esta ley sus fundamento­s. Allí hay elogios a la educación en Venezuela y en Cuba y sesudas interpreta­ciones sobre los peligros que corren nuestras universida­des por el neoliberal­ismo. Dicen que las universida­des europeas han sucumbido a las exigencias del mercado y que nosotros, gracias al ingreso irrestrict­o, no correremos ese riesgo. Parecido a eso de que tenemos menos pobres que Alemania. Con el ingreso irrestrict­o estaremos a salvo, aunque perdamos la mitad de los alumnos en primer año o tengamos una de las tasas de graduación más bajas de Latinoamér­ica.

Dijo Cristina el viernes que Néstor “está allá arriba con el ARSAT 1 y el ARSAT 2... como una suerte de barrilete cósmico, como alguien a quien el corazón no le aguantó los sueños”. Ahora el sueño K es un puesto público a como dé lugar.

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