Clarín

Evocan siete décadas como lectores de Clarín

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Perdón por no haberte saludado antes. Quiero decirte que yo nací en 1948, cuando vos, Clarín, ya tenías tres años. Mis primeros contactos con los diarios me llevan al patio de la casa de mis nonos, yo sentado a upa de Pepín, tratando de abarcar con mis brazos de seis años las páginas color sepia del suplemento dominical de “La Prensa”. Ya en la adolescenc­ia, y por seguir las hazañas de mi querido Independie­nte, te empecé a conocer. Diego Lucero, Juan de Biase y otros brillantes periodista­s me acercaban a mis ídolos.

Hace 50 años te visité por primera vez, junto a mis compañeros de 5º año de la secundaria. Recorrimos tu redacción, las linotipos, las grandes rotativas. Otro tiempo. Todavía guardo el recorte donde aparecimos al día siguiente de la visita. De aquella época la primera plana que me impactó fue la de aquel 23 de noviembre de 1963, con el asesinato de John Kennedy.

Después fuiste mi compañero en la búsqueda de trabajo. Gracias a vos debí decidir entre tres opciones, allá por 1970. ¿Igual que ahora, no? Por los avatares de la vida muchas otras veces tuve que recurrir a tus Clasificad­os y siempre me diste una mano.

Desde 1973 me acompañás todos los días en el desayuno. No siempre estamos de acuerdo en lo que pensamos, pero así son los amigos. Se escuchan, discuten, se comprenden.

Miguel Angel Rado

radomiguel­angel@yahoo.com.ar

Las tantas cartas que Clarín ha venido publicando desde el 28 de agosto por sus 70 años, me llevaron a escribir la mía. Y eso, a la vez, me hizo retroceder en el tiempo y volver a mi niñez. Vivía en Villa Ballester, en el GBA. Como tantos lectores, buscaba en las páginas del diario todo lo que me solicitaba­n en la escuela. Tenía por aquel entonces sólo 5 años. Mi padre era empleado estatal y para seguir conservand­o su puesto, debía afiliarse a un partido político que iba contra sus principios. Renunció y se dedicó al comercio. En mi hogar nunca faltó nada y mucho menos Clarín. Vivíamos en calles de tierra, sin iluminació­n aún. Jugábamos a puertas abiertas, no conocíamos la insegurida­d.

Quiero que sepan que defiendo al “Gran diario argentino” y le doy mi total apoyo, como así también a cada uno de los periodista­s y empleados que conforman esa familia que nos hacen llegar la verdadera informació­n de la cruel y triste realidad. A ésto cabe acotar que no sólo sirve para envolver huevos, como escuché de “alguien”. Mi diario, mi amigo fiel, ¡adelante, levantemos juntos una copa, para brindar por tus 70 años y mil años más!

María Susana Rey

surey_21_24@hotmail.com

Recuerdo como si fuese hoy haber leído en el colectivo la primera edición del diario en 1945. ¡Cómo olvidar que costaba 5 centavos cuando el viaje en colectivo mientras lo leía costaba tres veces más! Cuando entre 1959 y 1961 (no puedo precisar la fecha) yo estaba en Chile como gerente de Aerolíneas Argentinas, hubo un problema con un buque de nuestra Armada en el sur, por la disputa del islote Snipe. Escribí entonces una carta a Clarín, que no despaché porque mi amigo Leguizamón, gerente de la United Press en Santiago, viajaba ese día a Buenos Aires y se ofreció a llevarla personalme­nte. Ello originó que mi carta se publicara como el editorial del día, bajo el título “Ese barco no está solo”. Tuve esa gran satisfacci­ón, aunque mi nombre no figurara. Nunca pude recuperar esa publicació­n, que perdí inexplicab­lemente.

Silvio Pizarro silviopedr­opizarro@gmail.com VILLA LOS AROMOS/CORDOBA

Hoy recuerdo el día en que te vi “nacer”, vendiendo diarios en Liniers, en la parada de Rivadavia y Tellier junto a mi padre, inmigrante italiano, y cinco hermanos. Voceando El Mundo y La Prensa llegó para alegría de todos Clarín, “un toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos”. Hoy más vigente que nunca. En aquellos años todavía andaban los tranvías y hoy, a mis 81 años y 8 meses, te sigo leyendo. Durante el día, junto a mi familia. Y a la noche, al acostarme, sos mi “libro” de cabecera. Y te sigo a pesar de contar únicamente con la jubilación mínima. Me ayuda el canillita que me “aguanta” cuando no llego a fin de mes. Gracias por tu compañía de estos 70 años, y que seguirán si Dios quiere.

Domingo Vigorito daia.santini@gmail.com PERGAMINO, PCIA BS.AS.

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