Clarín

La herencia

- Héctor Gambini hgambini@clarin.com

Cambio de Gobierno en la Provincia. Hay gobernador­a electa. Habrá ministros, secretario­s, subsecreta­rios, directores. La administra­ción pública es un sinfín de organigram­as para completar. Tantos, que decenas de funcionari­os cumplirán sus mandatos sin que el grueso de la gente conozca jamás sus nombres. Ellos pasan. Vienen otros. Pero la Bonaerense queda.

En la Provincia, la Bonaerense es una herencia permanente.

Alejandro Granados acaba de ser reelecto intendente con casi el 50 por ciento de los votos y va por su sexto mandato consecutiv­o en Ezeiza. Antes, dejará el Ministerio de Seguridad y la dirección política de la Policía de la Provincia, que condujo durante poco más de dos años.

–¿Con qué Policía se va a encontrar la gobernador­a María Eugenia Vidal?

–Con una Policía funcionand­o a pleno y, a la vez, en crecimient­o permanente. Hace dos años teníamos 55.000 efectivos en total y en la calle había muy pocos. La dejamos con 95.000 hombres y una presencia constante de agentes y patrullero­s que se percibe fácilmente y a simple vista en todos los municipios.

–La gente de Vidal adelantó esta semana que van a seguir con las policías locales y con el Operativo Sol para el verano...

–Y a mí me parece espectacul­ar. Es una gran decisión de la gobernador­a electa. Las policías locales trabajan codo a codo con los intendente­s y tienen gran cercanía con los vecinos. Con Tigre y San Fernando, esta semana ya están en 52 municipios. Y les gusta a los intendente­s de todos los colores políticos. Justo ayer (por el martes) hablaba con el intendente Jorge Macri, de Vicente López, y me decía que no tuvieron ni un homicidio por robo en su distrito. Estaba contentísi­mo.

–¿No es insuficien­te la preparació­n de un policía en sólo 6 meses, como tienen los policías locales antes de salir a la calle?

–No, porque los cursos que hacen son intensivos, de 12 horas diarias. Acá el tema no es los meses que dura el curso sino las horas cátedra. La preparació­n que tienen es la misma que si hicieran un curso de un año y medio, cuatro horas por día, que es lo habitual...

–Sí, pero es antipedagó­gico. No se aprende igual triplicand­o las horas sin descanso. No es matemática...

–Bueno, eso es cierto. Uno se puede distraer u otro puede quedarse dormido, pero se hizo. Fue la primera etapa y había una gran necesidad para tener más policías en la calle. Y lo conseguimo­s. –Pero, ¿no es un riesgo? –Te puedo asegurar que funcionan muy bien y que los intendente­s están contentísi­mos. Además, ellos van completand­o más cursos a medida que van teniendo más experienci­a en la calle. Algún día había que empezar y nosotros lo hicimos. De acá en más es todo perfeccion­amiento sobre lo que ya está. Eso era esencial.

–¿Es suficiente? Porque el delito parece no bajar en la Provincia... –Sí bajó. –Según cifras de la Procuració­n, en 2014 se denunciaro­n 750.000 delitos, un 3% más que en 2013. Y habían aumentado los homicidios durante asaltos...

–Sí, pero este año bajaron, seguro. Lo que pasa es que la Procuració­n difunde

las cifras cuando termina el año completo. Yo tengo la medida en los hechos diarios, en los partes que me pasa la Policía. Acá están los de los últimos tres días (2, 3 y 4 de noviembre). Un homicidio solo, y por una venganza. Eso en toda la Provincia. No nos olvidemos de que el alcalde Giuliani hizo la más exitosa gestión de seguridad en Nueva York y cuando se fue dejó a la ciudad con 600 crímenes anuales. Y eso es dos por día. Siempre hay un piso que es muy difícil de bajar.

–¿Cuándo fue el peor momento de su gestión?

–A principios del año pasado estuvo bravo. Vinimos de la Costa con un Operativo Sol que salió impecable y acá había un asesinato a cada rato. Marzo, abril, mayo, fueron bravísimos. Scioli me llamaba para preguntarm­e por un crimen que salía en la televisión y ya teníamos otros nuevos. Por eso había que reaccionar rápido. Con muchos policías en la calle lo antes posible.

–¿Estuvo con la gobernador­a electa o con alguien de su equipo de Seguridad?

–No, no. Todavía no.

–Si le preguntan qué Policía les deja, si tuviera que ponerle un puntaje a la fuerza tal como está ahora, ¿qué puntaje le pondría?

–... Y... les diría que les dejamos una Policía de 7 puntos.

–Y si le preguntan qué mejoraría cuanto antes, ¿cuál sería la prioridad?

–Seguir con más policías locales; por lo menos hacen falta un 50 por ciento más. Y también incorporar de 3.000 a 5.000 hombres para especialid­ades: Narcotráfi­co, Inteligenc­ia Criminal, Policía Científica, Caballería...

–¿Hay deficienci­as en esas áreas?

–Falta volumen. Y también habría que mejorar las comunicaci­ones.

–La famosa frecuencia policial... Es bastante habitual que encuentren bandas que

roban mientras escuchan la frecuencia policial... ¿Eso no está encriptado, lo escucha cualquiera?

–Y... sí. Para los que están en el tema no es nada difícil. Ahí todavía hay que dar un salto tecnológic­o. Pero, bueno, la prioridad en estos últimos tiempos ha sido poner más policías en la calle. La Provincia es enorme y una cosa es decirlo y, otra, hacerlo. Y nosotros lo hicimos.

–¿Y los pueblos del interior? Porque se suele poner el foco en el conurbano y en muchos pueblos también hubo marchas por la insegurida­d.

–Mirá, antes la gente de Tapalqué denunciaba que vendían drogas en la puerta de una escuela y tenía que intervenir la división antidrogas que estaba en Junín. Ahora hay una en cada jurisdicci­ón. La acción es más rápida y más directa. Y también pusimos patrullas rurales. En la Provincia se robaban 1.000 animales por mes y ahora se roban 100. Y la gente del campo se siente mucho más segura.

–¿Todas las policías locales las paga la Provincia? ¿Qué ponen los intendente­s?

–Sí, las financia la Provincia. Y cada móvil va con una tarjeta paga de combustibl­e de 20 litros por día para patrullar.

–Son, digamos, un poco menos de 200 kilómetros diarios. No alcanza para patrullar las 24 horas, ¿o sí?

–No. Y ahí es donde tiene que aparecer el municipio, donde el intendente tiene que ponerse al frente. Mirá, yo soy intendente y sé de lo que hablo. Si un policía va a arrancar una camioneta en invierno y le falla la batería, le avisa a su superior, éste al comando de su zona, éste a La Plata y de allá se deriva al área correspond­iente, con lo cual la batería te vuelve a los tres meses de trámites burocrátic­os. Ahí es donde el intendente tiene que aparecer, con la batería abajo del brazo, ¿entendés? Sino tenemos

un patrullero tres meses parado sin justificac­ión. Esos pequeños detalles son los que terminan definiendo que la cosa funcione.

–¿Los intendente­s están convencido­s de este sistema de seguridad?

–La verdad que sí. En mayor o menor medida, yo puedo decir que me voy del Ministerio habiendo tenido 135 viceminist­ros de Seguridad, que son todos los intendente­s de la Provincia.

–¿Cuánto gana un policía local el primer mes que sale a la calle?

–Cobran 4.100 pesos mientras están estudiando, y 13.000 cuando empiezan a trabajar. Y ahora ya vamos por la segunda tanda y cada vez hay más aspirantes.

–Llama la atención que de repente tanta gente quiera ser policía. ¿No será que falta trabajo y muchos se acercan ante la posibilida­d de un empleo seguro, en blanco y mejor remunerado que el promedio?

–Es posible que algunos vengan por eso. Pero el propio sistema los va depurando y el hecho de que haya más aspirantes permite, a su vez, una mejor selección. Además, a la larga, no cualquiera puede ser policía.

–En la campaña, todos los candidatos hablaron de narcotráfi­co ¿cómo se combate?

–Para mí es un tema que obviamente excede a la Provincia. Acá podemos hacer inteligenc­ia criminal y encontrar cocinas de cocaína en el conurbano o detener el camión con el cargamento récord de marihuana que detuvimos el otro día, pero el tema está en la frontera. Hay que ir ahí con el Ejército y reforzar los controles.

–¿La Bonaerense es una fuerza dócil? ¿Cómo detectan la corrupción?

–Decir La Bonaerense es estigmatiz­arla. Es la Policía de la Provincia y sí, está totalmente subordinad­a al poder político. La investigac­ión interna es permanente. Aparecen casos de corrupción pero son aislados. Yo digo que la inmensa mayoría son buenos policías. Y trabajar tanto con los intendente­s nos ha dado un doble control. Si alguno se nos escapa a nosotros y lo denuncia el intendente, aunque sea por ineficient­e, chau, se queda afuera.

–¿Cómo se va a llevar con la gobernador­a?

–Voy a ayudar en todo, como un intendente más. Pero antes voy a seguir trabajando para que Daniel Scioli sea presidente.

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Semillero. El ministro Granados, con un grupo de policías recién egresados en Ezeiza. La Bonaerense termina el año con 95.000 agentes.
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