Idalino capitalizó los errores ajenos
El pupilo de Pellegatta aprovechó la pésima conducción de Jorge Ricardo con el favorito y se llevó un gran regalo.
Se sabe que en el plano deportivo hay muchas injusticias y ayer no fue la excepción, aunque de carreras de caballos se trate.
En la primera prueba estelar de la gran jornada porteña, Gran Premio Hipódromo de Palermo (G1)Copa Provincia de Buenos Aires, casi todos y por que no todos, esperábamos una nueva victoria de Todo Un Amiguito. Ese excelente millero que poco a poco se va despidiendo de su vida competitiva y que no pudo materializar una nueva victoria por una conducción paupérrima de su piloto Jorge Ricardo. Con su mala estrategia, la victoria le quedo servida a Idalino.
No hay que quitarle méritos al ganador, pero aplicando un mínimo de razón se sabe que, con una conducción “normal”, la conquista a Todo Un Amiguito no se le escapaba de ninguna manera.
Se puede esgrimir que a Ricardo le faltó poco para ganar, ya que sólo le pifió por medio largo en la sentencia, pero las opiniones fueron generalizadas con el error del as brasileño. Si a eso le sumamos los parciales, las pruebas son contundentes. El primer tramo fue de 21”54c con Defiantfoot adelante y el de Romero en cuarto lugar, presionando por afuera. Los últimos cuatrocientos fueron en 27” 25c, con la escena de Todo Un Amiguito muy cansado, pero exponiendo esa dosis de guapeza para resistir la derrota, que sólo los buenos ca- ballos tienen.
No pudo ser y el de Noriega fue su verdugo que se cobró un pronto desquite de aquella derrota en el Gran Premio San Isidro.
En el próximo Anchorena será el bueno entre ambos ejemplares.
Para el cierre de la cartelera estelar quedó el Gran Premio Maipú
(G1) donde dio espectáculo Tirolesa al vencer por cinco cuerpos al elegido por la cátedra, Lenovo.
Prácticamente de punta a punta la ascendente Tirolesca edificó una victoria notable. Con buen pie salió a liderar la contienda seguida de cerca por Sharper y Lenovo.
Muy firme en su accionar, la ganadora se desprendió fácil en los metros finales y le dio su primer G1 al aprendiz Franco Calvente.