Clarín

El celular de Cristina y el chino de Karina

- Pablo de León pdeleon@clarin.com

Celulares

La tensión en el peronismo no escapa a nadie, en tiempos de salida del poder, y van varios ejemplos de eso: Cristina se muestra celosa en cada uno de sus pasos y desconfía de todos y todas. Quedó más que claro cuando recibió a a los senadores del FpV en Olivos: “Nadie entra con celular por orden de la Señora Presidenta”, fue la indicación de Ceremonial de la residencia. Cuando la reunión entre los legislador­es y la mandataria promediaba, se escuchó un estruendos­o ringtone: el jujeño Walter Barrionuev­o se levantó muerto de vergüenza y corrió hacia la mesita donde habían quedado amontonado­s todos los teléfonos. Al volver, lo esperó la fulminante mirada de Cristina: “¿No les dijeron que había que dejar los celulares?”, lo amonestó. Prueba de esos celos y desconfian­za del kirchneris­mo en retirada la vivió la propia gente de La Cámpora; cuando Máximo Kirchner estuvo internado, solo entró a visitarlo Eduardo “Wado” De Pedro, quien incluso se quedó una noche a dormir para cuidar al hijo de Cristina.

Floro

Ese estado casi anárquico que trasunta el peronismo en derrota lo viven quienes se encuentran hoy en día con Aníbal Florencio Randazzo. El hombre es afecto a cenar en restoranes porteños y quienes se lo cruzan, se van con anécdotas de todo tipo: “Cristina lloró cuando le dije que no aceptaba ser candidato a gobernador”, cuenta sin ruborizars­e. “Vos vas a ser gobernador mío”, dice el aún ministro que le prometió la je- fa de Estado y que la bronca de Cristina estalló cuando el oriundo de Chivilcoy se negó a competir: “Entonces vos no sos del proyecto”, le espetó según lo que sale de la boca del propio Randazzo. Ah: los epítetos que suelta el hombre contra “Wado” De Pedro y contra su archirriva­l Daniel Scioli son irreproduc­ibles para esta columna…

Provincia caliente

En la provincia de Buenos Aires, sciolistas, intendente­s y kirchneris­tas están encendidos. Un ministro bonaerense no lo podía creer cuando terminó la primera reunión del sciolismo con los enviados de María Eugenia Vidal, encabezado­s por el futuro ministro de Gobierno Federico Salvai: “El Gabinete de María Eugenia es mucho mejor que el que iba a venir con Aníbal”, lamentó el funcionari­o saliente. Y siguió: “Imaginate: como Ministra de Cultura iba a venir Florencia Saintout”, en relación a la platense que premió a Hugo Chávez, Evo Morales y Hebe de Bonafini por su “defensa” del periodismo y quien además, bautizó con el nombre de “Néstor Kirchner” al nuevo edificio de la Facultad de Periodismo de La Plata.

Cosa de chinos

El desaguisad­o que resultó el acuerdo oficialist­a para la fórmula Scioli- Zannini tal vez lo termina de confirmar una anécdota. La esposa de Daniel Scioli fue en uno de sus tantos viajes de campaña a Tierra del Fuego. Karina Rabolini aterrizó y besó uno por uno a quienes la querían ver o saludar. Cuando todo estaba preparado para el acto, le avisaron a la mujer: “¡Ya llegó el Chino!”. Rabolini sonrió y preguntó: “¿Y qué hacé el Chino Tapia acá?”. La mujer del candidato presidenci­al tenía en el radar a Carlos Tapia, el ex 10 de Boca y hoy, devenido en dirigente peronista de San Miguel. En cambio a Zannini, poco y nada…

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Confusión por Zannini.
Rabolini. Confusión por Zannini.
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Cristina. Enojo en Olivos.
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