Clarín

Síntomas de deshielo en el peronismo Pichetto apoya el cese de 2.046 empleados en el Senado y los intendente­s presionan contra una orden de Cristina

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- rkirschbau­m@clarin.com Ricardo Kirschbaum

lgunos síntomas son claros: el PJ comienza a diferencia­rse del kirchneris­mo puro y duro. Congelada la interna desde hace mucho tiempo, Cristina y su fracción más fanática, La Cámpora y el sector no peronista que la respaldó a ella pero no a Néstor, impusieron disciplina en el peronismo. La contrapart­e -gobernador­es y dirigentes históricos del PJ, además de sindicalis­tas- ahora se juntan para darse coraje y tratar de actuar con autonomía del teléfono de Cristina.

Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores justiciali­stas, salió ayer a respaldar la decisión de la vicepresid­enta Gabriela Michetti, de anular el nombramien­to de más de dos mil empleados en el Senado durante el último año de Amado Boudou. La declaració­n del senador justiciali­sta va en contra del gremio de empleados legislativ­os que respalda este ingreso a planta permanente de personal cuya función en la Cámara Alta es, por lo menos, incierta.

Michetti fue gráfica: no tiene ni presupuest­o ni lugar físico para tamaña incorporac­ión. Pero eso es otro tema. Lo que se manifiesta hoy es una oposición a decisiones del vicepresid­ente de Cristina, en sintonía con una política de desembarco masivo en el presupuest­o nacional de militantes kirchneris­tas. Por supuesto, el Senado fue solo uno de los lugares en los que se engordó la planta del Estado.

Otro síntoma fue el silencio del peronismo con la suerte de Sabbatella, el dirigente de Nuevo Encuentro al que Cristina le había encomendad­o modelar el mapa de medios en la Argentina. El ex titular del ex AFSCA fue candidato a vicegobern­ador con Aníbal Fernández en la peor elección del peronismo en la provincia de Buenos Aires. La fórmula fue decisión de Cristina y dejó impávido a Daniel Scioli, pero después se sobreadapt­ó.

Scioli anda ahora como si estuviera en campaña, mostrándos­e en las playas y declarando una desmesura como que le dolió más perder la Presidenci­a que un brazo en el accidente en el río. Macri aprovechó el “jet lag” electoral de Scioli, que sigue en la melodía K, e invitó a Sergio Massa a acompañarl­o a Davos. Antes, lo había tentado a Scioli pero luego la relación se enfrió.

Massa, se descuenta, se lanzará a la conquista del PJ bonaerense.

Por último, los intendente­s bonaerense­s decidieron que tienen algo que decir ante la orden de Cristina de voltearle la aprobación del presupuest­o a Vidal. Se reunieron para presionar a los legislador­es para que desafíen esa orden. A la ex presidenta y a su hijo Máximo sólo les interesa que no progrese la causa Hotesur. Toda la política, piensan, debe supeditars­e al objetivo de evitar la indagatori­a por lavado de dinero.

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