Síntomas de deshielo en el peronismo Pichetto apoya el cese de 2.046 empleados en el Senado y los intendentes presionan contra una orden de Cristina
A
lgunos síntomas son claros: el PJ comienza a diferenciarse del kirchnerismo puro y duro. Congelada la interna desde hace mucho tiempo, Cristina y su fracción más fanática, La Cámpora y el sector no peronista que la respaldó a ella pero no a Néstor, impusieron disciplina en el peronismo. La contraparte -gobernadores y dirigentes históricos del PJ, además de sindicalistas- ahora se juntan para darse coraje y tratar de actuar con autonomía del teléfono de Cristina.
Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores justicialistas, salió ayer a respaldar la decisión de la vicepresidenta Gabriela Michetti, de anular el nombramiento de más de dos mil empleados en el Senado durante el último año de Amado Boudou. La declaración del senador justicialista va en contra del gremio de empleados legislativos que respalda este ingreso a planta permanente de personal cuya función en la Cámara Alta es, por lo menos, incierta.
Michetti fue gráfica: no tiene ni presupuesto ni lugar físico para tamaña incorporación. Pero eso es otro tema. Lo que se manifiesta hoy es una oposición a decisiones del vicepresidente de Cristina, en sintonía con una política de desembarco masivo en el presupuesto nacional de militantes kirchneristas. Por supuesto, el Senado fue solo uno de los lugares en los que se engordó la planta del Estado.
Otro síntoma fue el silencio del peronismo con la suerte de Sabbatella, el dirigente de Nuevo Encuentro al que Cristina le había encomendado modelar el mapa de medios en la Argentina. El ex titular del ex AFSCA fue candidato a vicegobernador con Aníbal Fernández en la peor elección del peronismo en la provincia de Buenos Aires. La fórmula fue decisión de Cristina y dejó impávido a Daniel Scioli, pero después se sobreadaptó.
Scioli anda ahora como si estuviera en campaña, mostrándose en las playas y declarando una desmesura como que le dolió más perder la Presidencia que un brazo en el accidente en el río. Macri aprovechó el “jet lag” electoral de Scioli, que sigue en la melodía K, e invitó a Sergio Massa a acompañarlo a Davos. Antes, lo había tentado a Scioli pero luego la relación se enfrió.
Massa, se descuenta, se lanzará a la conquista del PJ bonaerense.
Por último, los intendentes bonaerenses decidieron que tienen algo que decir ante la orden de Cristina de voltearle la aprobación del presupuesto a Vidal. Se reunieron para presionar a los legisladores para que desafíen esa orden. A la ex presidenta y a su hijo Máximo sólo les interesa que no progrese la causa Hotesur. Toda la política, piensan, debe supeditarse al objetivo de evitar la indagatoria por lavado de dinero.