Clarín

El día en que Aníbal F. admitió su vinculació­n con Mallo

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Las frases que se leerán algunos párrafos más abajo fueron dichas por la misma persona, haciendo alusión a su relación con un mismo sujeto. Una contradice a la otra. Y viceversa. El declarante es Aníbal Fernández. El protagonis­ta de esas declaracio­nes inversas, dichas en tiempos diferentes, es el jefe de la insólita ONG de barras bravas llamada Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), Marcelo Mallo, uno de los detenidos por el caso de los fugados de la cárcel de Alvear, liberado finalmente ayer.

Enredado en una defensa sobre sí mismo que lidera en soledad política, Fernández afirmó el lunes de forma tajante: “Marcelo Mallo trabajó conmigo en el 91 políticame­nte, y después no trabajó nunca más. Hace cinco años trabaja con Julián Domínguez y sin embargo yo me tengo que fumar eso”.

El ex de Gabinete insistió así en vincular a su rival en las internas del PJ bonaerense con las denuncias que realizó en su contra uno de los prófugos de Alvear, Martín Lanatta, quien en televisión, y después tres veces ante la Justicia, se autoincrim­inó en delitos al declarar que había trabajado para el ex funcionari­o en una “red ilegal” de tráfico de efedrina y armas.

Mallo es amigo de los prófugos más buscados del país, los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci. Fernández niega haber tenido relación con ese trío de homicidas, condenado por su participac­ión en el Triple Crimen de General Rodríguez. Fernández niega esos vínculos tóxicos políticame­nte para él, así como niega ahora haber tenido trato con Mallo en los últimos años. Decir “ahora”, en este caso, no es un decir.

Así hablaba el propio Fernández sobre Mallo a mediados 2010, en una entrevista con C5N. O sea, 19 años después de cuándo, según él, dejó de militar en conjunto con el dirigente caído en desgracia: “Lo conozco hace 20 años”, lo defendió cuando le preguntaro­n por su rol en los viajes de los barras al Mundial de Sudáfrica. Y agregó: “Con Hinchadas Argentinas, aparece Mallo, un muchacho que trabajó en nuestra agrupación siempre”.

Fernández acusó a Clarín, entre otros medios, de haberlo vinculado con una trama mafiosa que permitió la fuga de los asesinos del Triple Crimen. Es falso. Lo que sí se escribió sobre él es que conoce y trabajó con los Lanatta, los hermanos Schillaci; y también con Mallo; entre otros personajes que se entrelazan en el “caso efedrina”, como el hijo de su socio José Luis Meiszner, llamado Andrés, ex titular del RENAR y dirigente del PJ: él también es amigo de Mallo.

¿Por qué niega Fernández que Mallo fue, o es, uno de los militantes de su agrupación peronista Arturo Jauretche? ¿Qué es lo que quiere ocultar? En una carrera verbal y vía Twitter que lo encierra en un laberinto armado por sí mismo, el ex funcionari­o usó un argumento increíble para intentar demostrar que no conoce a ninguno de los protagonis­tas del “caso efedrina”. Dijo que está alejado de la militancia peronista de Quilmes, su distrito: “No voy a ningún lado, no participo de reuniones, no tengo trato con gente de Quilmes hace rato, porque me separé en febrero de 2012 y me mudé a la Capital y no vivo en Quilmes siquiera”.

Estas últimas afirmacion­es, salvo la de la mudanza de Fernández de Quilmes a Lomas, pierden total sentido con sólo chequear el pasado electoral reciente. Fernández, como hace décadas, participó de la última campaña electoral en la que su agrupación de Quilmes, Arturo Jauretche, apoyó al precandida­to a intendente Daniel Gurzi, ex intervento­r en Cresta Roja.

Según su versión, todos los personajes vinculados al caso efedrina que lo rodearon en la función pública, en su gestión como presidente del club Quilmes, y como líder territoria­l derrotado de su distrito, son completos desconocid­os para él. Pero hay fotos, dichos propios del ex jefe de Gabinete, documentos y fuente del PJ bonaerense que lo contradice­n.

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