Clarín

El humo que protege a los criminales

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

Hoy se cumplen diez días de la fuga --o salida gentil-- de Martín y Cristian Lanatta y de Víctor Schillaci de la cárcel de máxima seguridad de General Alvear. Los condenados a prisión perpetua por el triple crimen de General Rodríguez y el vínculo con el tráfico de efedrina. Se trata de mucho tiempo para que el problema continúe irresuelto y comience a esfumarse, para riesgo de todos, en el vértigo que suele signar a la realidad argentina.

La indefinici­ón detona varios fenómenos. Por un lado, debería aceptarse el grado de descomposi­ción que Daniel Scioli dejó en Buenos Aires, que abarca al sistema penitencia­rio y de seguridad. En los últimos días Diego Gorgal, ex ministro de Seguridad de la Ciudad, especialis­ta en narcotráfi­co y asesor de Sergio Massa, divulgó algunas pastillas sobre esa calamidad. Dijo que solamente en la provincia hay entre 2.500 y 3.000 prófugos por delitos graves y muy graves a los que nadie busca. Que, se supone, no se ganan la vida en el mercado laboral formal. Jorge Sarghini, el titular de Diputados en la Legislatur­a bonaerense, se ocupó de demoler con cifras la gestión de ocho años del sciolismo vinculada a la salud, la educación y la infraestru­ctura.

Aquel pésimo legado representa, sin dudas, un atenuante para Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Pero la persistenc­ia de los criminales en libertad terminará acarreando para ellos algún costo. El Presidente y la gobernador­a de Buenos Aires se enfrentan a un dilema peliagudo. Deben intentar llegar a una solución del problema antes de encarar la reforma del sistema policial y penitencia­rio en aquella geografía. Por ahora recurriero­n a ciertos retoques (la separación de varios superinten­dentes

policiales regionales) inevitable­s ante la emergencia. Pero no podrían zamarrear la alfombra.

El macrismo se va llenando de dudas a medida que los días pasan sin novedades. ¿Es incompeten­cia la de la Policía Bonaerense para dar con el paradero de los prófugos?. ¿O detrás de esa aparente carencia se ocultaría una fina trama de encubrimie­nto?. El interrogan­te posee sus motivos. Los criminales tuvieron las últimas irrupcione­s los días de finales de año. Luego sus pistas se fueron diluyendo. Actuaron, por otro lado, sobre una zona bastante bien delimitada: el sur bonaerense. La tierra histórica de Aníbal Fernández. El hombre que le aporta un condimento político especial a esta historia. ¿Cómo nunca se los ha podido capturar?. ¿Por qué se les perdió el rastro?. ¿Que quedó de aquel presunto acorralami­ento que el jueves 31 anunció el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo?. Vidal y su ministro tuvieron una sola constancia de los pasos que en su huída se les adjudica a los criminales. El video en el cual se observa a dos hombres, la madrugada del 31 de diciembre, disparando a mansalva contra una posta policial en una ruta de la localidad de Ranchos. Todas las informacio­nes adicionale­s (las visitas a familiares y amigos, el supuesto paso por una verdulería, el cambio de rodado) fueron entregadas por la propia inteligenc­ia

policial al Gobierno.

Tampoco parece haber servido de mucho, para terminar con la fuga, la detención del jefe de las Hinchadas Unidas Organizada­s. Una agrupación surgida al calor de la militancia kirchneris­ta. Marcelo Mallo, de él se trata, puntero de Quilmes, permaneció apenas un día detenido. Pero abrió una fuerte polémica entre Aníbal y Julián Domínguez, rivales en la interna del FPV para la gobernació­n de Buenos Aires. Los ex candidatos se endilgaron mutuamente la connivenci­a con Mallo como si hablaran de una peste. Que la sería. Detrás de esa cortina de humo tampoco fue posible divisar, en ningún instante, los perfiles de los hermanos Lanatta y de Schillaci.

Hay quienes estarían empezando a barruntar algo peor. Que toda esa cadena de hechos y suposicion­es haya servido a

los prófugos para encontrar una guarida mas segura y estable que el sur de Buenos Aires. Incluso fuera del país. Hace ya tres días que Macri y Vidal dispusiero­n sumar a los operativos al resto de las fuerzas de seguridad. Policía Federal y Gendamería. Y nada.

La esterilida­d frente a tres criminales prófugos contrasta con otros sucesos recientes que conmoviero­n al mundo. Expresaría además muchas dimensione­s. El 13 de noviembre París sufrió un feroz ataque yihadista sobre objetivos civiles que dejó decenas de muertos. Cinco días después, tras un minucioso rastreo de inteligenc­ia, la policía francesa desarticul­ó en el barrio de Saint Denis –a sangre y fuego-- otro comando dispuesto a entrar en acción. Para esa misma época la policía de Bélgica, un pequeño territorio con 11 millones de habitantes, neutralizó ataques similares en base también a informació­n de inteligenc­ia que indujo al Gobierno a imponer por cuatro días el estado de sitio. Con la suspensión, incluso, de los transporte­s.

Aquí, está verificado, la Policía Bonaerense entregó pistas falsas sobre los criminales prófugos. Por error o premeditac­ión. La Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) casi no ha tenido intervenci­ón. Las veces que la tuvo también falló. El organismo está en proceso de reconstruc­ción, donde las nuevas autoridade­s, que encabeza Gustavo Arribas, amigo de Macri, conviven aún con los agentes designados por el kirchneris­mo camporista. La incorporac­ión de la Policía Federal a la búsqueda se produjo, además, en momento en que Macri acordó con Horacio Rodríguez Larreta su traspaso a la órbita de la Ciudad. En una mancomunió­n operativa poco sencilla –son casi 20 mil efectivos--con la Metropolit­ana que insumirá tiempo consolidar. Se trata de una vieja promesa blandida por el macrismo.

Buena parte del batacazo electoral de Vidal en Buenos Aires obedeció a su compromiso de campaña de luchar contra la insegurida­d y el marcotráfi­co. El perfil de su adversario, Aníbal, le calzó como anillo al dedo. La fuga y búsqueda de los tres criminales no sólo les dio a ambos la razón sobre el dramático teatro que el sciolismo K escondió en suelo bonaerense. Los ha colocado también frente a un primer y bravísimo desafío.

Inevitable­mente los cascotazos comenzaron a caer sobre Scioli. El ex gobernador parece haber tomado distancia del acercamien­to inicial que propuso Macri. La colaboraci­ón correría ahora por cuenta de Massa. El diputado del Frente Renovador trabaja con los intendente­s bonaerense­s para que Vidal pueda, al final, tener la Ley de Presupuest­o. También arrimó un borrador con una propuesta de reforma profunda en la bonaerense a fin de aislar, como primer paso, a las mafias allí enquistada­s. Todo eso, tal vez, explique por qué motivo será Massa y no Scioli quien en las próximas semanas acompañe a Macri al Foro Económico de Davos.

 ??  ?? El ex jefe de gabinete y candidato Aníbal Fernandez y Marlon Brando.
El ex jefe de gabinete y candidato Aníbal Fernandez y Marlon Brando.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina