La magia de la mejor noche de la infancia
Hace ya varios años que la llegada de los Reyes Magos no tiene el encanto de otras épocas. Los que contamos varias décadas recordamos el misterio de acostarnos muy temprano, ya que Melchor, Gaspar y Baltasar llegarían en sus camellos desde Oriente. Tendrían sed por el largo viaje y en nuestra casa la saciarían con el agua que les habíamos dejado. La felicidad de la mañana del 6 de enero es inolvidable. Mantener la magia nos toca a los grandes.
En un pesebre junto a un gran árbol solidario, se les dio a los tres magos un lugar de privilegio. Mis nietos lo disfrutaron. Fue una bella experiencia. Buscaron los pequeños zapatos de la casa y el milagro les hizo brillar los ojos en la mañana de la Epifanía. Felicidades para todos los niños del mundo.
Rosa de la Fuente
rosabfuente@hotmail.com
En los últimos tiempos veo en los diarios y revistas muy pocas notas sobre la festividad de los Reyes Magos, fecha tan preciada y esperada por la niñez en mis tiempos de la infancia. Recuerdo diarios de mi época en que se mostraban fotos de niños alucinados por el descubrimiento de sus regalos, al pie de sus zapatitos. Esa ilusión se ha perdido a través de los tiempos, en gran parte debido a la indiferencia del periodismo. Sin embargo, yo no he perdido la esperanza nostálgica de volver a esos tiempos memorables y por eso continúo escribiendo, aunque sea para mí.
Silvio Pizarro
silviopedropizarro@gmail.com
Que hermosa y fantástica ilusión que experimentábamos, cuando pequeños, se anunciaba la venida de los Reyes Magos. El hecho que mágicamente de la noche a la mañana alguien desconocido, nos tuviera tan en cuenta y nos amara a punto tal, que nos dejaba un regalo. Noches, casi sin dormir, esperando el momento y al final ... allí estaba la señal de que habían llegado. Este sello quedó impregnado para siempre en nuestro recuerdo y en la vida.
Angel Giovannetti
angelgiovannetti@gmail.com
Eran tres, avanzaban despacio, siguiendo una estrella. La estrella que los guiaba hacia la morada del nuevo Rey, hijo del Padre. Allí nació, en un humilde pesebre, rodeado de sus padres, pastores y animales que lo adoraban …. El niñito nació en Belén. Hoy muchos niñitos los esperan aquí, y en todo el mundo, con ansias, esperando un regalo, preparando los zapatitos, y poniendo pastito y agua para los camellos, según la tradición.
Los que ya tuvimos tantos reyes por detrás, sabemos que la mejor manera de seguir esa estrella es regalándole a nuestros niños, hijos, sobrinos, vecinitos, amiguitos nuestro tiempo, nuestra sonrisa, leerles un cuento, inventarle alguno ridículo pero que jamás se lo olvidarán por las risas que generan. Visitar a tantos niños y adultos con alma de niño, donde la estrella se detuvo: un hospital o un geriátrico. Y deben estar allí.
Graciela Igarzábal
gracielalot@yahoo.com.ar
Según relata el Evangelio de San Mateo, habiendo nacido Jesús en Belén de Judá, vinieron unos magos a Jerusalén y fueron al encuentro del nuevo rey. Lo cierto, es que este hecho tan significativo para la cristiandad de todos los tiempos, sigue siendo actualmente motivo de una alegría que nace de la fe y que se demuestra con obsequios para los niños. Y que nos trae un recuerdo en nosotros y en nuestros hijos: Dios invita a acercarse a El, a toda la humanidad, sin distinción de razas, credos ni nacionalidad. Felizmente, dos mil años después, como para los magos de Oriente, su estrella sigue brillando.
Daniel E. Chavez
edchavez58@yahoo.com.ar