Clarín

Protocolo contra la protesta social: ¿igual que España?

- Alicia Ciciliani Diputada Nacional (Partido Socialista)

El Partido Popular logró que se aprobara una ley de seguridad ciudadana que ya se la llama “ley mordaza”. No debemos seguirlo.

El pasado noviembre, en Madrid, un grupo de diputados socialista­s españoles me transmitie­ron su preocupaci­ón por una nueva ley de seguridad ciudadana que el Partido Popular de aquel país aprobó –mediante su mayoría absoluta en el Congreso– en esta segunda mitad del año.

La nueva ley restringe hasta límites impropios en una democracia la libertad de expresar cualquier tipo de disenti- miento. A tal punto es así que en la jerga cotidiana se le llama «ley mordaza» y Pedro Sánchez, candidato a presidente por el PSOE, ha asegurado que en el caso de formar gobierno y llegar a la Moncloa, una de sus primeras medidas será derogarla.

La nueva ley española incluye apartados que dan valor probatorio a las simples declaracio­nes de los agentes policiales, ponen en riesgo el derecho fundamenta­l a la no discrimina­ción por ideología política e incluye un cúmulo de conceptos jurídicos

indetermin­ados que llevan a la duda de que es punible y que no, dando lugar a un poder policial desmedido de vigilancia y control.

¿Acaso cuando el gobierno de Cambiemos hablan del borrador de un protocolo para actuar ante las protestas sociales estará pensando en un espacio jurídico similar? Esperemos que no y que las afinidades ideológica­s entre ambos gobiernos no tienten al nuestro a seguir los pasos del español.

El Estado no puede estar ausente en la resolución de los conflictos sociales y aparecer solo para reprimir la protesta que estos generan.

Hace unos días hemos vivido escenas extremas por la quiebra de la empresa avícola Cresta Roja que ha dejado en la calle a miles de trabajador­es y trabajador­as. No parece prudente ignorar las dificultad­es que generan los cortes y los piquetes pero tampoco poner esto en el mismo plano que las consecuenc­ias laborales y sociales derivadas de esa situación.

¿Dónde está el equilibrio? En el rol del Estado más allá de los gobiernos. Así como el hambre no puede tolerarse desde ninguna posición y su superación es inherente a la vida en un Estado democrátic­o, también se deben garantizar las condicione­s básicas en el mercado laboral: el trabajo digno y la resolución equitativa de los conflictos que pueda generar el cumplimien­to de este derecho. Responder so- lo con represión a las quejas que generan los conflictos es como intentar sofocar el hambre eliminando a los hambriento­s.

Este gobierno ha comenzado haciendo una elocuente defensa del cambio, el diálogo y la participac­ión de todos los sectores. En esta cuestión y ante la inminente presentaci­ón de un protocolo para regular la protesta social, sería una buena ocasión para demostrarl­o. También sería interesant­e que, paralelame­nte, se presentara­n a la sociedad protocolos sociales para dar solución o encaminar los conflictos labo

rales. No es buena señal poner tanto celo en las consecuenc­ias del problema y no en sus causas.

No estaría mal que el dogmatismo ideológico se nutriera de humanismo parece mucho más apropiado que el neoliberal­ismo del gobierno español. Sería bueno que en Argentina encontrára­mos una respuesta que nos aleje del ejemplo del Partido Popular. Aunque esto sea tentador para algún integrante del gobierno.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina