Clarín

Denise, la bella Piel de verano

Dumas estará en un ciclo dee TV y hará teatro en Mar del Plata.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

De la platea al escenario. Del sillón del living al alma del televisor. Entre los lugares que iba a ocupar y los que finalmente ocupa pasaron sólo unos días. Y un terremoto organizati­vo. Madre de cuatro hijos, Denise Dumas pensaba viajar a Mar del Plata para acompañar a su marido, que haría -y haceCampi, el unipersona­l. De pronto le ofrecieron integrar el elenco de El espíritu infiel “y, ya que iba a estar allá, dije que sí. Me gusta volver a la actuación cada tanto. Y cuando teníamos todo armadito, me llaman para trabajar en la tele. Y acá me tenés”. El ‘acá’ es su casa de Palermo, en la que ahora está sin su gente, porque ‘allá’, su casa de Mar del Plata, quedó el resto de la familia. Y, en el marco de las aclaracion­es, hay que decir que el ‘ahora’ se extiende de lunes a miércoles, día en que vuelve a la Costa para arrancar con el teatro. Sin más equipaje que un bolso de mano, asume: “En mi cabeza tenía un verano más tranquilo”.

Larga ronda de mate que se enfría y, sin embargo, le aporta calidez a la charla, mientras atardece en una Buenos Aires nueva para Denise: “Nunca estoy sola, siempre con Martín -para ella, como para el documento de él, Campi es Martín- con los chicos de acá para allá. Nunca esta soledad. Son poquitos días, no está mal. Lo malo es que extraño mucho”.

Para poder ser la coconducto­ra de La mesa está lista (a las 11.30, por El Trece), rol que no figuraba ni en los arrabales de su pensamient­o, su hoja de ruta la tiene de miércoles a domingo arriba del escenario, en la madrugada del lunes arriba de un auto para viajar a Capital, de lunes a miércoles en pantalla, los miércoles antes de las 14 vuelve a subirse a un auto (puede que maneje ella o que sea un remís) para desandar el camino, los jueves y viernes haciendo móviles frente al mar y, el resto del tiempo “a full con la familia, en la pileta, divirtiénd­onos, charlando... La pasamos muy bien todos juntos (ver Nuestra casa es una sitcom)”.

Conductora histórica de Ideas del Sur, confiesa que “me había quedado pendiente trabajar en Endemol. Habíamos tenido un intento que no se logró. Me llamaron un martes y nosotros nos ibamos a Mar del Plata un jueves. Nos reunimos, fui a escuchar... Tenía ganas de volver a hacer televisión”. Cuando te llamaron, ¿ya sabían que tenías el compromiso del teatro?

Sí, sí. Lo tenían clarísimo, pero me querían igual. Los dos queríamos y lo que había que ver era qué y cuánto cedía cada uno. Y fácilmente llegamos a un arreglo.

¿En qué cediste? Mucho viaje, pero, ¿te digo?, no me pesa. Yo manejo los 800 kilómetros, yo me vengo todos los lunes. Yo quiero. Un día viajé con Martín, él manejó, yo cebé mate, la pasamos genial. Juntos le estamos buscando la vuelta a esto que pintó, con un laburo atrás de otro. ¿Sos de aceptar todas las ofertas de trabajo o te ponés selectiva? Soy de decir que sí al laburo en general, salvo cosas muy puntuales. Valoro, siempre, la chance del trabajo. En Endemol me decían

‘Tenemos miedo de que te canses’. Y a lo que menos le temo es al exceso de trabajo.

Pero podés estar sin trabajar... Por supuesto y lo disfruto a pleno. ¿Viste que hay gente que si no trabaja se angustia? Bueno, yo no. Me rasqué un año, feliz de poder hacerlo, me ocupé de los chicos, llevando a Santi -delantero y zurdo, buena combinació­n- a sus entrenamie­ntos en Vélez, a Isabella a equitación...

A los 41, Dumas tiene hijos que van de los 3 a los 13 años, abanico de edades que la lleva a tirarse al piso a jugar con bloques de plásticos o ir de chofer a la matiné para que baile la más grande: “Una te pide upa y la otra te habla de ropa. Aprendí a disociarme y a entender las necesidade­s de cada uno. Mamá me enseñó algo muy piola. Me dijo ‘No digas que no a cosas

que no son importante­s. Porque, si no, juntás mucho no que no valen la pena. Tratá de ceder en las pavadas. Y guardate el no para lo que vale la pena’. Pienso mucho en ese consejo”, comparte la ex conductora de Este es el show, Sábado show y Cantando por un sueño, entre otros programas.

¿Cómo sos como madre? Si los chicos quieren planes chinos me prendo. Soy una madre gamba, pero no amigota. Soy bastante exigente, medio hincha con la educación, que se porten bien en la mesa, que ayuden en la casa, que colaboren si van de invitados, que sean agradecido­s. A veces es un plomo marcar eso todo el tiempo, me pone en un lugar incómodo, pero es el que tengo que ocupar.

¿Vos fuiste bien educada? Sí, se han ocupado mucho de mí. Me han enseñado y los buenos valores te quedan. Yo soy muy del gracias, del perdón, del por favor, de pensar en el otro.

La mujer que de chica soñaba con ser monja o arquitecta, a los 17 decidió estudiar teatro. Debutó en

Montaña rusa, otra vuelta (1996) y, luego, Ricardo Piñeiro le vio la modelo que llevaba adentro: “Y en la conducción arranqué con Cafe

Fashion (2002), en Azul TV, un delirio divino en el que había chicas desnudas, humoristas contando chistes verdes y yo entrevista­ndo a Mariano Grondona, ponele. Había ido de invitada y un día Luis Cella -su productor- me dijo ‘Vos tenés

que ser conductora’ y me animé, descubrí un mundo maravillos­o”. ¿Para tanto? Sí, para tanto. ¿Viste que los actores dicen que es lindo ser actor porque sos otro. Bueno, a mí me encanta conducir porque puedo ser yo, no tengo que forzarme.

¿Pero sufrís a la actriz? No, pero me implica todo un esfuerzo. Nos reímos con Martín, porque él me dice ‘Yo te veo y me muero si me toca hacer eso, pensando qué voy a preguntar, qué decir, cómo manejar los tiempos, pensando en la gente que está esperando, en los chivos’. Y le digo ‘Y yo te veo a vos y me vuelvo loca si tengo que salir con una nariz, una peluca, hacer reír, lograr un buen remate, improvisar, no perder el personaje’.

Así y todo, entre los trabajos de ellos ahora hay poco más de un metro: las puertas de sus camarines -él está en el Bristol, ella en el Neptuno- están enfrentada­s “y eso permite que si vienen los chicos puedan ir de uno a otro, pasarnos el mate, seguir juntos. Porque lo malo de este presente es la distancia”.

¿Y lo bueno? El trabajo por un lado, y el aprendizaj­e por el otro. Yo venía de estar todo el tiempo en casa, siempre lista al ‘má, tal cosa’, siempre acomodando mi agenda en función de los tiempos de los demás. Eso es muy lindo por un tiempo. En este tiempo apareció un espacio para mí y creo que está siendo bueno para el bien de todos.

No era el verano que Denise soñaba, pero terminó teniendo algo de bonito sueño de unas noches y unos días de verano.

 ?? EMMANUEL FERNANDEZ ?? En su casa.
Denise aprovecha la soledad para leer.
EMMANUEL FERNANDEZ En su casa. Denise aprovecha la soledad para leer.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina