Las islas que creó China en aguas en disputa ya tienen aeropuerto
Dos aviones chinos llegaron al archipiélago artificial de Spratly. La zona marítima la reclaman cinco países.
En abierto desafío a la comunidad internacional, China utilizó ayer su nueva pista aérea en las disputadas islas Spratly, en el Mar del Sur, y elevó la tensión pocos días después de su primer test, que fue criticado por los gobiernos de Vietnam, Filipinas, Estados Unidos y Japón.
El uso de la pista aérea reaviva la preocupación internacional por las islas artificiales que China ha construido en los últimos años en esas aguas, sobre terrenos potencialmente ricos en hidrocarburos.
Según informó la agencia oficial Xinhua, dos aviones civiles aterrizaron en la pista aérea del arrecife Yongshu Jiao y regresaron a su lugar de partida, el aeropuerto Meilan de la ciudad de Haikou.
En su cuenta de Twitter, Xinhua ofreció imágenes de uno de los aviones, de la aerolínea estatal China Southern, en la pista aérea del arrecife que, según denunció Washington el año pasado, tuvo que ser ampliado artificialmente para dar cabida a esta infraestructura.
Los tests se producen cinco días después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores confirmara la primera prueba en ese arrecife (conocido también como Fiery Cross), donde China comenzó a construir la pista aérea en 2014, pese a las quejas de varios de sus vecinos y de Washington.
El ensayo anunciado el fin de semana ya despertó el recelo de Vietnam, que señaló que la pista había sido construida ilegalmente en su territorio. Y Estados Unidos y Japón expresaron temor a que se eleven las tensiones en el Mar de China Meridional.
Este lunes, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, reiteró un llamado de Washington a la suspensión de ocupaciones de tierras y militarización de islas en esas aguas, disputadas por China y otros cinco gobiernos asiáticos.
“Iniciar operaciones de vuelos en esa nueva pista en un área disputada eleva tensiones y amenaza la estabilidad regional”, alertó Kirby en Washington. Y agregó que los reclamantes deberían concentrarse en alcanzar un acuerdo sobre conducta aceptable en áreas disputadas. “Hemos expresado esa posición repetidamente, y seguiremos haciéndolo”, remarcó.
El gobierno de Japón también expresó su “grave preocupación” por el uso que ha hecho China del aeródromo construido en las islas Spratly. “Las acciones de China suponen un cambio unilateral del status quo en la región, y un intento de convertir sus reivindicaciones territoriales y sus trabajos de construcción en una política de hechos consumados”, dijo el lunes en rueda de prensa el titular de Exteriores nipón, Fumio Kishida. Tokio “continuará cooperando con otros países implicados en la protección de la libertad en las aguas”, agregó.
Filipinas, aliado de EE.UU., dijo a su vez que estaba ponderando una protesta formal. Malasia, Brunei y Taiwán también reclaman total o parcialmente las Spratly, y China mantiene en esas aguas similares disputas territoriales por el control del archipiélago Paracel.
La tensión ha aumentado en los últimos dos años, luego de que China transformó arrecifes disputados en el archipiélago Spratly en islas artificiales que, según temen sus rivales, Beijing intentaría usar para extender su poderío militar más allá de su territorio continental.
Aunque no están habitadas, estas islas tienen un alto valor geoestra
tégico y económico, y se cree que la zona almacena una gran cantidad de petróleo y gas. Sin embargo, hasta ahora no se han podido realizar exploraciones detalladas de lo que contiene. Además, sus aguas acogen un tercio del tráfico mundial marítimo y contienen importantes reservas pesqueras que proveen de alimento a toda la región.