Irán busca aplacar la crisis y ofrece un diálogo a los sauditas
El presidente prometió castigar a los atacantes de la embajada de Riad. Teherán busca reanudar los lazos diplomáticos.
Tres días después de que Arabia Saudita rompiera las relaciones bilaterales desatando una crisis diplomática regional, Irán se mostró ayer dispuesto al diálogo con la monarquía del Golfo y prometió una acción severa contra los responsables del asalto a la embajada saudita en Teherán.
“Los atacantes son criminales cuyos actos ilegales y no islámicos dañaron la imagen internacional de Irán”, dijo ayer el presidente iraní, Hassan Rohani. El ministro de Exteriores iraní, Mohammad Yawad Zarif, había condenado antes el ataque y prometido una acción dura contra los responsables. Hasta el momento 50 personas han sido detenidas.
Riad rompió relaciones con Teherán el domingo, en respuesta al asalto a su embajada en la capital iraní por manifestantes que protestaban por la ejecución por las autoridades saudíes de Nimr al Nimr, un popular clérigo shiíta crítico con la casa real.
Junto a él, Riad ejecutó a otros 46 presos, desatando críticas en todo el mundo. Los diplomáticos iraníes abandonaron ayer Arabia Saudita tras la decisión de Riad, según informó la agencia oficial de noticias saudita SPA. Tras el paso dado por Riad, también Bahrein y Sudán rompieron relaciones con Irán, mientras que los Emiratos Arabes Unidos degradaron las relaciones diplomáticas y Kuwait llamó a consultas a su embajador en Irán.
Omán, miembro del Consejo de Cooperación del Golfo, condenó el martes el ataque contra la embajada saudita en Teherán, que consideró inaceptable, pero mantuvo sus relaciones con Irán, aunque estuvo a punto de rebajarlas. “Irán no quiere tensiones en la región y siempre saludará el diálogo con sus vecinos”, dijo ayer Yawad Zarif en una rueda de prensa en Teherán.
“Queremos amistad, hermandad y buenas relaciones con todos los países de la región”, destacó también Rohani, después de que el líder supremo, el Ayatollah Ali Jamenei, amenazara a los líderes sauditas con la “venganza de Dios” tras la ejecución de Al Nimr. Todos los países de la región deberían unirse, especialmente en la lucha contra la amenaza actual del terrorismo, añadió Zarif. Sin embargo, acusó a Arabia Saudita de bloquear continuamente los inten- tos de colaboración constructiva. “Irán siempre mostró y continuará mostrando paciencia en esa cuestión”, señaló.
La actual escalada diplomática es la más grave desde 1988 tras los enfrentamientos entre las fuerzas sauditas y los peregrinos iraníes, que desataron una crisis que duró tres años. Mientras tanto, la ejecución del clérigo shiíta sigue provocando protestas entre los shiítas de la región. Miles de iraquíes condenaron ayer la ejecución con una manifestación en el centro de Bagdad, muchos vestidos con uniforme militar y blandiendo imágenes de Al Nimr.
Los manifestantes, entre ellos algunos diputados shiítas, exigían al gobierno el cierre de la embajada saudita en Bagdad, reabierta el mes pasado tras 25 años. Además pedían la ejecución de ciudadanos sauditas detenidos en las cárceles iraquíes por delitos relacionados con el terrorismo. Líderes políticos y religiosos en Irak ya han advertido del peligro de un aumento de la violencia sectaria.
Los shiítas sólo son mayoría en Irán, Irak y Bahrein. Existen importantes comunidades en Líbano, Yemen, Turquía, India, Siria y Arabia Saudita, donde representan un 10% de los habitantes. Son algo menos del 15% de los 1.200 millones de musulmanes.
La crisis entre Riad y Teherán afecta fuertemente a Siria y Yemen, inmersos en guerras civiles en las que sauditas e iraníes apoyan a las partes enfrentadas. Mientras Irán es el principal aliado de Bashar al Assad, Arabia Saudita apoya a los rebeldes. Sin ambos países el fin del conflicto es imposible. Hasta hace poco parecía Teherán y Riad acercaban posturas pero ahora todo volvió a fojas cero.