Cartas al país
“¿Por qué festejar esos goles con la mano que se hacen en el arco de nuestra Patria?”
Alguien está dispuesta a luchar contra la corrupción, esa que mata, que empobrece, que embrutece, que quita espiritualidad al sentido solidario de la vida, pero nació en la Argentina. Así que no debe solamente luchar contra los corruptos, sino que también debe hacerlo contra la estupidez.
Los argentinos nos enorgullecemos de nuestra pasión y casi con reivindicación de un estilo de dudoso buen gusto afirmamos: “Para nosotros todo es Boca-River”, destacando la confrontación por sobre la posibilidad de acordar.
Es muy probable que el gol de la “Mano de Dios” haya reivindicado ignotas frustraciones de millones de argentinos que sentimos extraño placer por el atajo en detrimento del camino reglamentario.
¿Podemos los argentinos festejar diariamente repetidos goles con la mano que inexorablemente están destinados a convertirse con el paso del tiempo en histórica goleada en contra? Nadie duda de la buena fe de María Eugenia Vidal, pero muchos prefieren festejar que le hagan goles con la mano, aunque esos goles los haga el Servicio Penitenciario, que permite la fuga de tres condenados a cadena perpetua por el crimen de tres argentinos, que quizás inocentemente hayan optado por el atajo. ¿Por qué festejar esos goles con la mano que claramente se hacen en el arco de nuestra patria? No hay ideología capaz de explicarlo, sólo el misterio de la estupidez humana puede arrojar alguna luz sobre tanta oscuridad.
Como la estupidez no es delito, es imposible denunciarla y combatirla con la ley. Sólo queda el modesto recurso de predicar incansablemente la buena fe y lograr que cada día haya un estúpido o estúpida menos.
Eduardo Rossetto
eduardoerre@yahoo.com.ar