Clarín

Ganó un gran premio literario, quiere que no lo encasillen

Jamaiquino, negro y gay, ganó con una novela sobre el intento de asesinato de Bob Marley.

- Alex Clark The Guardian

Me encuentro con Marlon James la mañana en que cumple 45 años; está en medio de una gira por el Reino Unido luego de la entrega del premio Man Booker de este año, en el cual su tercera novela, A Brief History of Seven Killings (Breve historia de siete

asesinatos), consiguió una victoria unánime. Su triunfo trasciende lo personal porque James es, además, el primer ganador jamaiquino en los 47 años de historia del premio y su novela da vida a un momento famoso en la historia reciente de Jamaica, el intento de homicidio a Bob Marley en 1976. Pero la reacción en su tierra natal, dice, ha sido “complicada”. James vive en Estados Unidos desde hace una década y enseña escritura creativa y literatura en Macalester College en St. Paul, Minnesota, desde hace ocho años. Su partida desde Jamaica -creció en un suburbio próspero de Kingston- está conectada con su sexualidad, una zona que exploró en un poderoso ensayo publicado en el New York Times, From Jamaica to Minnesota to Myself (De Jamaica a Minessota a mí), a comienzos de año. De modo que, si bien su éxito mayormente era celebrado en su país, explica, para algunos el tema se resumía en: “Ganó, pero...”. Y aunque la mayoría está contenta, “otras personas dicen, ‘ah, el muchacho gay’. Y yo no soy un escritor comprometi­do y sospecho mucho de los escritores comprometi­dos, pero tampoco vivo una vida falsa.” Mientras se discutía sobre su identidad de jamaiquino gay entrevista tras entrevista, James se encontraba en la posición delicada de “defender el país sin dejar de bajarle la caña”. Su éxito, dice, es “algo que los jamaiquino­s más abiertos podrán celebrar sin ambivalenc­ias. Y pienso que estos son más numerosos de lo que la gente cree. Pensamos que Jamaica es un hormiguero de homofóbico­s furiosos dispuestos a matar al que se cruce en el camino y eso no es cierto”. James argumenta que la homofobia en Jamaica es, en su mayor parte, una resaca del pasado: “Nos gusta pensar que proviene de la religión, pero no, es victoriana. Para empezar, la ley es victoriana, incluso porque llega a suponer que las lesbianas no existen; esta idea de que la homosexual­idad es sólo ‘culear’. Y hay algo muy colonial en cómo insistimos en conservarl­a.” Insiste en que no es un activista, Es claro que tiene mucho para decir, cuando se trata de escritores negros y de las expectativ­as sobre lo que “deberían” escribir. “Especialme­nte cuando escribimos sobre violencia y atrocidade­s, cosas feas que ocurren, se da por sentado que o nos pasó a nosotros, o conocemos personalme­nte a quien le pasó. La idea de que el escritor negro pueda usar la imaginació­n no se le ocurre a nadie.” A él mismo, dice, le preguntan si creció en un gueto y, si no, qué sabe de lo que está escribiend­o; la respuesta, dice, es que “se necesita talento e imaginació­n, como cualquier otro escritor”. El prejuicio alcanza a las escritoras: “la idea de que sólo pueden escribir sobre algo que les pasó a ellas, un divorcio o lo que sea, refuerza las limitacion­es que tenemos para las mujeres en ficción”. Para los escritores establecid­os es distinto. Como argumenta James, ese escritor puede situar su obra en cualquier escenario o período, sea o no familiar para él; en pocas palabras, “un escritor blanco puede escribir sobre vikingos”. El ejemplo no es accidental. La próxima novela de James está situada en África siglos atrás. Un poco en broma y un poco en serio, declara: “vengo amenazando con escribir una novela de vikingos.” Como él mismo dice, “es raro aprender a ser libre. Pero realmente debemos hacerlo.”

Traducción: Andrés Kusminsky

Pensamos que Jamaica es un hormiguero de homofóbico­s furiosos y eso no es cierto”

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NYT Libertad. Dice que no escribe sólo sobre sus experienci­as.

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