En alerta, un año después, Francia recordó el ataque a Charlie Hebdo
El 7 de enero de 2015, los hermanos Kouachi irrumpieron a tiros en la redacción de la revista y mataron a 12 personas.
Un año pasó desde que dos enmascarados entraron por sorpresa, con sus rifles de asalto en las manos, a la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo en un barrio céntrico de París. Dispararon más de 50 tiros, mataron a 12 personas, hirieron a otros 11 y se fueron gritando “Alá es grande”, antes de rematar a su última víctima, un policía francés que había quedado tirado en la vereda. Ayer, en el primer aniversario del ataque, Francia seguía bajo una profunda sensibilidad y en alerta máxima, en especial desde que en noviembre sufriera otra serie de sangrientos atentados.
La mañana del 7 de enero del año pasado, los hermanos franceses de origen argelino Said y Cherif Kouachi irrumpieron en el número seis de la calle Nicolas Appert, en el XI distrito de la capital francesa, no muy lejos de la plaza de la Bastilla y al sur de la plaza de la República.
Con un dibujante de rehén, entraron a la redacción, donde estaba el grueso de sus periodistas trabajando y preguntaron por Charb, el director y principal responsable de esa publicación que había dibujado varias veces a Mahoma, una ofensa para los musulmanes.
Una vez abatido el jefe, dispararon de forma indiscriminada. Mataron a ocho miembros de la redacción, un policía y un invitado. Entre ellos se destacaban los caricaturistas Cabu, Tignous, Georges Wolinski y Philippe Honoré.
Los hermanos consiguieron escapar, pero dos días después, a 45 kilómetros de París fueron cercados y abatidos por la policía.
Cherif Kouachi, nacido en París en 1982 y criado en Rennes, había sido detenido en 2005 por formar parte de una red de captación de yihadistas franceses a Irak. En 2008 fue condenado a tres años de cárcel. En la prisión se radicalizó aún más y unió a su causa a su hermano. Allí también estuvo Amedy Coulibaly, que un día después del ataque a Charlie Hebdo mató a dos policías y se atrincheró en un supermercado judío en Porte de Vincennes, el Distrito XX de París. También murió al enfrentarse a la Policía. Aunque los tres se reclamaban yihadistas, para los investigadores no hay pruebas concluyentes de a qué organización pertenecían. Mientras los hermanos Kouachi decían pertenecer a Al Qaeda y Coulibaly al ISIS, distintas corrientes de los dos grupos de adjudicaron los ataques. Las armas de los hermanos fueron compradas en Bélgica.
El presidente François Hollande, en un discurso en la prefectura de París ante las fuerzas de seguridad, dijo ayer que “la amenaza continúa”. Y anunció que en los próximos meses quiere reformar el Código Penal y la Constitución para incorporar más herramientas para la lucha contra el terrorismo y la posibilidad de retirar la nacionalidad a quien esté vinculado con nuevos ataques.